marzo 20, 2025 9:34 am
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La reforma judicial como dispositivo democrático

La elección de jueces en nuestro país se promueve como un medio, a largo plazo, para
confrontar la impunidad que priva en México. Es importante observarlo de esta manera
porque no existe otro medio pacífico para desestructurar uno de los feudos que ha
lastimado tanto el sistema político mexicano. El derecho y la ley son los principales
productos del Estado, la correlación mandar y obedecer que legitima el contrato social; al
privar la impunidad en el entorno puede señalarse que el sistema político ha colapsado.

El poder judicial es trascendente no sólo por su dimensión constitucional en el sistema
político sino porque representa también el mecanismo de eficiencia en el formato
presidencial. Durante la búsqueda de la consolidación democrática, los gobiernos
congresionales que resultaron ineficientes en el país nunca pudieron persuadir a la
Suprema Corte de Justicia para controlar la distorsión del Poder Legislativo. El Estado de
Derecho siempre fue el flanco más débil del sistema político mexicano y la puerta de
entrada para el poder invisible de diversos feudos que confrontan al Estado Mexicano.

La reforma judicial debe oriental al cambio de cultura jurídica en México, comenzando por
las diversas facultades de derecho que privan en las universidades públicas y privadas del
país. El abogado, científico jurídico y técnico litigante, también carece del crédito social
que concede la legitimidad y solidaridad social. La carrera de derecho continúa siendo
una de las más solicitadas en el país, lo cual es signo del clamor de justicia que subsiste
en la memoria histórica del pueblo mexicano.

Así mismo, las policías y procuradurías de investigación, incluso los centros de
readaptación social requieren ser influidos por el efecto nuclear de la reforma judicial. El
tiempo apresura no sólo por los ánimos intervencionistas de Norteamérica, sino por el
enorme interés que despierta una reforma que se entiende como histórica para atender
demandas estructurales y la justicia social que se inscriben en la ley, pero no se cumplen.

La Reforma Judicial cambiará para siempre a México, empero, es importante apresurarla
y realizar del modo más democrático su implementación. El derecho es un constructo
social autárquico que, según la oposición, pareciera haber destruido el gobierno morenista
encargado ahora del Estado Mexicano. La magnitud histórica de la Reforma Judicial
puede ser el dispositivo que configure una democracia mexicana social, humanista y
equitativa, pluralista jurídica y vanguardista.

Frente a Donald Trump sólo el derecho queda como herramienta de defensa por parte de
México; no puede establecerse una estructura que se aleje de la Constitución Mexicana
como ha sucedido desde hace casi cincuenta años. México es y debe ser un país de
derecho.

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