Las intervenciones a piezas artísticas toman más fuerza en la lucha social: hace algunos meses una protesta llevó a la acción más radical pues, lo que se ha visto como “vandalización” de cuadros o piezas”, usualmente cumple determinados límites para no dañar la pieza pero continuar impulsando el mensaje de indignación o denuncia.
Con el lienzo de Lord Balfour la dinámica fue distinta: el pasado marzo de este año, un grupo de activistas pro Palestina se presentó en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, en donde cuelga el cuadro del ex primer ministro británico de principios del siglo XX.

La acción contra el cuadro fue directa, rociando aerosol rojo para cubrir sus vestiduras y rostro y, con determinación, enterrar una navaja para destazar el lienzo hasta destrozarlo en cuanto tuvo oportunidad. Rápidamente, la acción fue catalogada como un acto vandálico a pesar de tratarse de un acto de enorme carga simbólica y un grito por justicia frente a la indiferencia normalizada que existe en torno al genocidio palestino.
Balfour, quien miraba distante y sostenía papeles entre sus manos en el lienzo que lo represetaba en Cambridge, fue en realidad clave en el actual genocidio del pueblo palestino; fue durante su cargo como Secretario de Asuntos Exteriores durante la Primera Guerra Mundial, en el gobierno de Lloyd George que participó en la emisión de la Declaración Balfour.
Esta declaración, también conocida como la «creación de un hogar para el pueblo judío en Palestina», fue una carta abierta de apoyo al sionismo desde una potencia mundial, siendo semilla para la creación de la fuerza Israel y para justificar el arrebato de territorio del pueblo Palestino y las agresiones que han persistido por decadas hasta la actualidad.
“Acción Palestina rocía y corta una pintura histórica de lord Balfour en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Escrita en 1917, la declaración de Balfour inició la limpieza étnica de Palestina prometiendo ceder la tierra, algo que los británicos nunca tuvieron derecho a hacer”, escribieron los activistas a través de redes.
Aunque la acción continúa siendo catalogada como vandalismo por algunos grupos, en particular sionistas, la respuesta en redes ha sido de apoyo. Este tipo de intervenciones son muestra del constante cambio y evolución de la intervención artística como herramienta de protesta y su vital papel en la visibilización de problemáticas.