Con ternura y vulnerabilidad esta serie polaca muestra un sensible retrato de algunas mamás , papás y sus hijos con discapacidad. «Las madres de los pingüinos» ofrece sensibilidad, visibilización, crítica al capacitismo e historias para abrir la escucha y la atención.
Una serie que te deja con un hueco en el pecho, que refleja abrazos y provoca lágrimas con diferentes tonalidades así es «Las madres de los pingüinos» una producción Polaca que acaba de llegar a Netflix y ya se ha posicionado en las listas de las mejores series y películas, así como en las tendencias de algunos países latinoamericanos como Argentina.
Sus directoras Klara Kochánska y Jagoda Szelc son dos mujeres de mirada profunda que se han caracterizado por sus estructuras innovadoras y sus narrativas sobre mujeres. «Las madres de los pingüinos» no es la excepción. Esta serie relata las historias de mamás y papás de infancias con discapacidad.
Es común ver una idealización en como se representa a las personas con discapacidad en series y películas, si bien en esta serie también ha de suceder de alguna forma, es innegable que tiene una mirada humana y sensible hacia las infancias que viven con síndrome de down, distrofia muscular, dentro del espectro autista o con diagnósticos desconocidos.
Dando a las personas espectadoras un acercamiento a estas infancias similar a cuando se conoce a alguien nuevo pero quizás con menos máscaras. En general la representación de los personajes está llena de sinceridad y, por lo tanto, podemos sentir su vulnerabilidad. De esta forma, conocemos a los niños por medio de sus juegos, la relación con sus mamás y papás, sus miedos y aficiones. Por su parte, a los adultos nos acercamos siguiendo su cotidianeidad siendo madres, padres y cuidadores a la vez, observando los matices de fragilidad y fuerza que los habitan.
En el centro de esta historia está Kama una joven mujer, luchadora de MMA, que acaba de descubrir que su hijo se encuentra dentro del espectro autista. Su personaje es profundo, es una matrioshka y , al igual que a las demás madres que conocerá después, la atraviesa el dolor de enfrentarse a sus propios prejuicios, de reconocer que su experiencia de maternidad está muy lejos de ser normativa y de tener un hijo que parecería no tener un lugar en el mundo.
Lo que escribí suena dramático pero algo de lo maravilloso de esta serie es su forma de tejer emociones mostrando la tristesa, dolor, enojo y soledad que sienten por momentos las protagonistas sin perder la ternura y amor que también están presentes y que, en una sociedad que no piensa en las personas con discapacidad, abren alternativas para nuevos caminos de crianza, dentro de las posibilidades individuales.
Desde el nombre, es notorio, en la mayoría de los casos el cuidado cae sobre las madres y en otros menos sobre hombres solteros. Lo cual es otro punto interesante de esta producción, observar las similitudes respecto a roles de género y la forma de tratar a personas con discapacidad entre Polonia y el país de las personas espectadoras, en mi caso México.
Sobre este punto, sólo diré que mientras veía la serie, resonaron en mi las palabras de la escritora Macedonia Rumena Buzarovska sobre su libro Mi marido, «me parece que estas cosas les pasan a las mujeres en todos lados. Si al libro le va bien en otros lugares es porque funciona así: es el patriarcado» y en el contexto de «Las madres de los Pingüinos» también podríamos añadir a este pensamiento las estructuras capacitistas.
Así, esta serie no sólo es un retrato rebosante de ternura y vulnerabilidad sino que de igual forma muestra imágenes precisas y fugaces que abren el cuestionamiento sobre la comercialización de la discapacidad, la dualidad de la soledad y colectividad en la crianza, las personas dedicadas a la educación especial y las posibilidades de empatía en personas que no viven de cerca la discapacidad.
«Las madres de los pingüinos» ofrece sensibilidad, visibilización, crítica e historias para abrir la escucha y la atención. Es una esperanza para que esa apertura que puede provocar en las personas espectadoras no se dirija únicamente a la pantalla y encuentren esas voces, también, en su entorno más cercano.