septiembre 3, 2025 10:59 am
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La lucha de Elena Larrea también era feminista y resonó en el 8M

La lucha de Elena Larrea en defensa de los équidos se contrapuso a un contexto patriarcal sumamente violento, concientizando y sensibilizando a las personas acerca del maltrato animal, a tal grado que durante el 8M mujeres exigieron justicia para la yegua Mila y gritaron que la violencia de género no distingue especies.

Este martes falleció Elena Larrea, defensora de los animales, quien salvó a más de 300 équidos de una vida de maltrato. Sin embargo la lucha de Elena no era sólo animalista sino también feminista, pues sus rescates fueron ejecutados dentro de un contexto patriarcal dentro del que, con mucho trabajo, se abrió camino hasta inspirar a otros activistas y mujeres jóvenes y lograr que se sumaran a su lucha. Esto se vio reflejado en la marcha del 8M en Puebla, donde mujeres exigieron justicia para la yegua Mila, quien fue víctima de abuso sexual.

Elena Larrea publicaba sus rescates y, en general, su trabajo con los équidos en sus redes sociales donde pudo crear una red de apoyo que le permitía ejercer presión a las autoridades, obtener donaciones y patrocinios para que los animalitos fueran protegidos y trasladados a Cuacolandia y también crear una conciencia del maltrato normalizado a los caballos y la posibilidad de brindarles una vida digna. Por lo anterior es posible observar, al menos un fragmento, de los ambientes en donde ella tenía que desenvolverse para lograr los rescates. En su mayoría eran contextos de charrería, de équidos arrieros y espacios «recreativos» en donde el maltrato por medio del uso de la intoxicación, golpes, trabajo a marchas forzadas y exposición a condiciones climáticas extremas por muchas horas, se encuentra normalizado.

Además en estos contextos los intereses económicos convergen con la explotación animal y con un estereotipo de masculinidad dominante que no admite ser cuestionada. Por lo que Elena tuvo que enfrentarse a amenazas y por medio de demostrar constantemente su capacidad, conocimiento, fuerza y compromiso con el cuidado a los équidos ha sido reconocida por funcionarios, activistas y población en general como una figura de autoridad respecto a la defensa de los derechos de los animalitos, la realización de denuncias de maltrato animal de una forma responsable e informada y la protección de caballos, mulas y burros reafirmando que son seres vivos que viven con nosotros y no para nosotros.

Elena Larrea rompía el pacto patriarcal en el que los animales son cosificados y utilizados para el servicio humano olvidando por completo el respeto de sus necesidades y dignidad como seres vivos. En uno de sus videos de 2023, la activista hizo la aclaración de que los caballos rescatados vivían jubilados en Cuacolondia, es decir, no estaban sujetos a cumplir ningún servicio, ni si quiera ser montados, por lo que desde su rescate ellos sólo vivían para ser libres, para satisfacer sus necesidades básicas y recuperarse de una vida de crueldad. Esto también puede observarse en la confianza que los équidos le tenían a Elena, lo que hubiera resultado imposible sin respeto y cuidado después de que vivieron tanto sufrimiento ocasionado por otras personas.

 «Un trato que yo hago con los caballos cuando los rescato es que se van a jubilar y no van a volver a trabajar». 

La lucha de Elena resonando en el 8M

Uno de los casos de Cuacolandia que más eco tuvo y más sensibilidades tocó fue el de la yegua Mila, quien fue abusada sexualmente. Este caso fue antecedido por el caso de Muñeca y Celi, perritas que desgraciadamente también fueron víctimas de violación en 2023. Gracias a la denuncia que realizó Elena, a su esfuerzo y el de abogados y activistas del Movimiento Animalista la zoofilia fue tipificada en Puebla el 15 de febrero, convirtiéndose en el quinto estado a nivel nacional que reconoce este daño hacia los animales como un delito.

 «Ni siendo de otra especie nos salva de ser violadas», escribieron en un cartel durante la marcha del 8M.

El caso trascendió en la marcha del 8M donde varias chicas hicieron carteles exigiendo justicia para Mila y expresando su enojo porque la violencia que las mujeres vivimos en México, que se ve reflejada en niveles extremos por medio del feminicidio, la violencia química y la desparición de personas, fue trasladada a un animalito. Hay que reconocer que esto no hubiera posible sin la lucha de activistas como Elena que diariamente concientizaba y sensibilizaba a las personas acerca de los maltratos normalizados a los animales, que mostraba otras formas de tratarlos, que denunciaba públicamente a sus agresores y también las omisiones de las autoridades encargadas de impartir justicia, que también están presentes en casos de personas.

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