La ex campeona nacional y ex seleccionada nacional de básquetbol, Ana Rentería presentó el viernes 16 de mayo su renuncia al cargo de entrenadora femenil en sororidad con la víctima de un presunto abuso sexual por parte de Miguel N, el Jefe de Deportes de la institución, y debido a que su apoyo a la menor de edad la ha convertido en blanco de hostigamiento laboral.
Por medio de sus redes sociales, la deportista de élite hizo pública su decisión de dejar a esta universidad que fue su alma mater y de cuyo personal formaba parte desde agosto del año pasado, esto a raíz de las omisiones y revictimizaciones en las que han incurrido los superiores a los que la propia Ana reportó que una de sus estudiante se comportaba de manera atípica y mostraba signos de requerir apoyo, al tener contínuos ataques de ansiedad; hecho ante el cual le indicaron ignorar la situación.

Ante la actitud negligente de la universidad, Rentería, quien es la primera mujer en ocupar ese cargo, decidió hablar con la familia de la joven, y, a partir de ello, comenzó a experimentar acoso laboral, mismo que se ha intensificado al hacerse del conocimiento público las acusaciones de abuso contra el Jefe de Deportes. Llegando la situación a un grado insostenible para la deportista; quien además condena la falta de apoyo para la víctima y sus compañeras.
Haciendo un llamado a la comunidad universitaria a rescatar los valores de la institución, Rentería señala que ella deja su cargo porque la actual actitud oficial va «en contra de sus valores» y porque «nadie merece vivir, estudiar y trabajar con miedo a represalias ni que su vida entera esté condicionada».
A continuación el comunicado integro de la entrenadora:
A la opinión pública.
Soy Ana Rentería. Desde el mes de julio del año pasado y hasta ahora he fungido como entrenadora del equipo selectivo femenil de preparatoria de baloncesto de la UPAEP y quiero hacer de conocimiento público que he presentado mi renuncia irrevocable y los motivos por los que tomé esta decisión en este momento.
1. En días pasados circularon notas periodísticas denunciando ilícitos cometidos por el Jefe de Deportes de la UPAEP, en razón de ello la UPAEP emitió un comunicado en el que me enteré oficialmente de lo sucedido, quedé impactada de enterarme de esa forma y de que no se me haya comunicado nada de manera directa.
2. Soy la primera entrenadora mujer de las seleccionadas de basquetbol de nivel preparatoria. Las alumnas integrantes del equipo son excelentes deportistas, como todo deportista de alto rendimiento que combina el deporte con el estudio, exigidas en todos sus aspectos. Al hacerme cargo de la preparación del equipo puse toda mi experiencia al servicio de ellas, acompañándolas en cada proceso personal que se les presentaba como parte de su formación deportiva. Tengo la firme convicción que niñas y adolescentes deben ser entrenadas por personas de su mismo género, hombres por hombres y mujeres por mujeres.
3. Mi llegada a la UPAEP fue muy amable y cálida, sin embargo, pasadas unas semanas noté comportamientos atípicos con mis jugadoras resultado de las afectaciones que sufría particularmente una de ellas, en muchos momentos esa jugadora presentó molestias físicas que le impedian entrenar al tener dolores intensos, a tal grado de tenerla que canalizar al área de urgencias de la Institución, mi jugadora evidentemente afectada psicológicamente también sufrió ataques de ansiedad, sobre todo cuando se presentaban en los entrenamientos personal de coordinación y dirección deportiva de la institución. Estos hechos fueron de conocimiento general, tanto de las demás jugadoras como de los directivos de deportes quienes llegaban durante sus valoraciones. Al preguntar a mis superiores sobre cómo proceder ante estos incidentes, en vez de recibir orientación, la indicación fue que no me metiera y dejara que las autoridades institucionales atendieran los incidentes, ante la repetición de estos hechos y la gravedad y naturaleza de los mismos con el consentimiento de mi jugadora lo hice del conocimiento de sus padres. A partir de ahí se me hostigó y aisló laboralmente, sin embargo, como una profesionista con ética y responsabilidad, continué con el proyecto por el cual inicié en mi alma mater.
4. En los pasados dias cuando sin previo aviso mi jugadora se dejó de presentar a los entrenamientos, preocupada por su seguridad acudí a mi superior para informarle y una vez más pedir indicaciones, sin embargo, su respuesta fue que llamará directamente a la jugadora para saber el por qué no se había presentado ya que él no tenía información y la autoridad dentro de la cancha era yo no él. Nunca en mi experiencia de estudiante y deportista vivi algo parecido a lo que ahora sucede.
5. La UPAEP nunca consideró que todo lo sucedido afectaba de manera directa el desempeño del equipo que dirijo, nunca me ha considerado o se me ha informado nada de manera directa, en todo momento la institución me ocultó cualquier protocolo o decisión que hayan tomado cuando el equipo que dirijo era directamente afectado, puesto que para cualquier deportista la estabilidad emocional es fundamental y esta estabilidad se veía afectada al una de sus integrantes estar siendo vulnerada.
6. Soy una mujer de familia y de deportistas. No vine a trabajar a mi alma mater la UPAEP por un puesto, sino para formar basquetbolistas de excelencia. Tanto mi esposo como yo hemos tenido el honor de representar a México en Campeonatos Internacionales y hemos sido seleccionados nacionales. Yo, formé parte del equipo de la UPAEP. Soy Águila. Fui una estudiante becada y foránea que entiende el contexto de vida de muchas de mis jugadoras.
7. En todo momento y aún después de que se hicieron públicos los hechos, todos actúan como si no pasara nada dentro de la institución sabiendo la gravedad de lo ocurrido, nadie se ha ocupado de atender a las deportistas muchas de ellas menores de edad que temen por su propia seguridad y que no dicen nada por miedo, han invisibilizado lo ocurrido pretendiendo mostrar que no pasa nada y sí pasa.
8. Desde el momento en que se hizo público lo ocurrido se intensificó el hostigamiento y acoso laboral que ya existía en mi contra, se me ha difamado, restado autoridad y aislado laboralmente.
9. Nadie merece vivir, estudiar y trabajar con miedo a represalias ni que su vida entera esté condicionada. Para mi, mucho más importante que cualquier medalla o campeonato es formar personas de bien, utilizando el basquetbol como una herramienta para fomentar valores y lo que está sucediendo dentro de UPAEP, va totalmente en contra de mis principios, no existen condiciones para seguir laborando en esta institución.
10. En la UPAEP hace años cuando fui parte del equipo representativo, eran tiempos distintos en los que aprendí a luchar por los valores e integridad que representaba. Es tiempo de que sus alumnos y exalumnos encaminemos a nuestra propia institución a retomar un camino del que se ha desviado. Nuestros hijos, los jóvenes, se merecen la excelencia que nosotros tuvimos, se merecen no solo educación de calidad en instalaciones de primera, también tienen derecho a ser tratados con dignidad, respeto y amor. La ética y responsabilidad se aprenden, si queremos mejores seres humanos, si queremos jóvenes con valores y principios prediquemos con el ejemplo en la trinchera que estemos, ya sea como padres, como profesores, como compañeros, dentro o fuera. No dejemos solos a nuestros jóvenes. Todos formamos parte de una comunidad, ocupémonos de mejorar la comunidad en la que vivimos, aún más en la que nos formamos.
Atentamente
Ana Renteria