Nuestras hermanas no serán olvidadas: activistas, colectivas e integrantes de “El Taller” se pronunciaron una vez más contra la violencia en todas sus formas y para exigir una vida digna en Puebla, estado que aún registra tiene cifras de feminicidios, violencia vicaría, por ácido, digital, entre otras.
Estas exigencias y llamados dan como resultado la 14 Marcha de las Putas, una movilización en torno a la resignificación de la palabra “puta”, y la acción contra la violencia machista y patriarcal que permea hasta las situaciones más cotidianas: “Esta violencia no se queda en una palabras sino que nos mata”.
Hay que recordar que la Marcha de Putas (Slut Walk en inglés) surge como un movimiento de protesta en Canadá tras los dichos un oficial que revictimizaba y estigmatizaba el tipo de vestimenta de las mujeres, contrario a dirigir los señalamientos hacia los violentadores.
Activistas de Puebla han retomado esta movilización durante 14 años, haciendo hincapié en una vida libre de violencia y alzando la voz para que los casos de agresiones y feminicidios no queden impunes. En el marco del Día de Muertos, estas voces se unifican para acompañar y no dejar en el olvido a las niñas y mujeres que ya no están con nosotras.
«Desde las calles sembramos el color naranja y olor a cempasúchil para que nuestras hermanas asesinadas marchen con nosotras, sepan que no han muerto, no están solas y no serán olvidadas»
La marcha tendrá lugar este 3 de noviembre, teniendo como punto de partida El Gallito en Paseo Bravo, con el respaldo de activistas, talleristas, trabajadoras sexuales, mujeres y niñas.
Contra la violencia al trabajo sexual y digital
El posicionamiento de las organizadoras recordó que se deben reconocer los distintos tipos de violencia y generar políticas eficaces. Uno de los temas necesarios, es el respeto al trabajo sexual independiente, que además de ser estigmatizado, sigue siendo blanco de violencias que son ignoradas o permanacen desatenidas.
“Que se reconozca la capacidad de agencia de quienes ejercen este labor (…) exigimos desde el espacio público justicia, verdad y conciencia”
Además, se exige el mismo reconocimiento hacia la violencia digital, una modalidad que ha ido en aumento y que -aunque puede atenderse a través de los esfuerzos de colectivas feministas reflejos en leyes como la Ley Olimpia- no está siendo contemplada en su totalidad.
«La exigencia es que se reconozca esta Violencia Digital desde todos los espacios, porque más allá de eliminar los tipos de violencia, vamos en aumento»
