Miles de mujeres hicieron resonar las calles del Centro Histórico de Puebla, durante la manifestación por el Día Internacional de la Mujer, donde gritaron consignas y cánticos para pedir justicia por las que ya no están y las que siguen resistiendo.
Cientos de mujeres y disidencias provenientes de diferentes partes del Estado de Puebla y del país, se dieron lugar este 8 de marzo en el Paseo Bravo, para manifestarse contra la violencia machista y exigir justicia por todas las víctimas del sistema patriarcal.
Entre consignas, cantos y mucha euforia, los diferentes contingentes que conformaban la manifestación, salieron de el reloj “El Gallito” rumbo al zócalo de la ciudad. Al frente de la marcha iban ubicadas las familias de mujeres desaparecidas, violentadas o asesinadas, quienes, acompañadas de carteles, lonas y hasta playeras con las fotografías de sus hijas, hermanas, primas, sobrinas, esposas y conocidas, marchaban gritando consignas como “Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos”. En la lona al frente de este contingente resaltaban los nombres: Lefni, Monse, Tania Lizet Carrillo, Elizabeth Ramírez Cortés, Zendy, Zyania Figueroa, Susana Cerón, Mara Castilla, Lizhet Muñoz y Nazaria Irais.
A su vez, marchaban aquellas madres y mujeres que iban acompañados de niñas y niños, quienes alzaron la voz por las infancias que han sido violentadas en escuelas, en sus hogares y hasta en la calle. Frases como “Ni sumisa, ni obediente, niña fuerte y valiente” e “Idiota, imbécil, las niñas no se tocan” fueron gritadas por las personas que avanzaban por Avenida Reforma, donde hicieron una parada estratégica frente a la Secundaria Hermanos Serdán, para colgar pancartas donde se exponían los rostros de algunos agresores de niñas que no han sido aprehendidos aún.

Entre la multitud también se manifestaban grupos de mujeres con discapacidad, mujeres trans, artistas, personal médico, mujeres trabajadoras, mujeres indígenas, mujeres que iban acompañadas de sus perritos y más grupos de mujeres diversas, todas marchando por una misma causa, hacer ruido para exigir justicia por aquellas mujeres que han sido violentadas, por aquellas que ya no están y por las que siguen luchando y resistiendo desde sus trincheras, para exigir atención a sus demandas y ocupar los espacios que históricamente se nos han sido negados desde hace siglos. En el contingente de mujeres diversas podían observarse pancartas que decían “Las mujeres trans también somos mujeres” y “A mí también me violaron ¿No importo?” como una exaltación de su realidad particular.

Ni la gran concentración que hubo de elementos de seguridad que resguardaban los edificios públicos, ni los grupos próvida, ni aquellas personas que gritaban cosas en contra de la manifestación, fueron suficientes para detener a las miles de mujeres y personas que caminaron juntas por las calles del Centro Histórico de Puebla, para hacerse escuchar. Por otro lado, había diversos grupos que mostraron su apoyo, por ejemplo, había una manta colgada en unos balcones ubicados en Reforma y la 9 Sur con el mensaje “Nos queremos vivas.” El personal de Elektra y Wingstop salió de sus locales con pancartas, mientras aplaudía y hacía señales de fuerza. Al verlos las mujeres en los contingentes gritaban “¡Sí se ve, sí se ve, ese apoyo sí se ve!”. En el camino también se encontraron con algunas mujeres, familias y trabajadoras que desde sus balcones y azoteas, mostraban su apoyo con carteles, flores y telas de colores morado y verde.

Al llegar a la explanada de Palacio de Gobierno, mujeres que han sido víctimas de violencia machista y misógina, realizaron pegas donde expusieron los nombres de sus agresores. Papeles de colores, lonas, pancartas, telas y hasta una tira con hojas sirvieron como herramienta para exponer los nombres, apellidos y el rostro de aquellos hombres que han violentado mujeres, niñas, abuelitas y demás personas. Los mensajes que transitaron en la marcha ahora se encontraban, todos juntos, formando un círculo en el centro del zócalo.

La manifestación no terminó con la marcha arribando al Zócalo, pues hubo diversos grupos que buscaron otras formas de seguir con su protesta, como fue el caso de un bloque de mujeres artistas que cantaron melodías dedicadas a las víctimas de feminicidio. A su vez, sobre la 2 Sur se encontraba la camioneta con el sonido donde las participantes podían acercarse a expresarse. Ahí, una chica pronunció que después de un año de denuncias, habían logrado el despido de un profesor abusador de la preparatoria donde ella estudia.
Al finalizar las actividades, las mujeres se organizaron en grupos para retirarse a sus casas en el trayecto, a un lado del atrio de la catedral era posible observar el símbolo femenino hecho con flores moradas.