El Centro de Integración Psicológica y Aprendizaje A.C (CIPAAC) cumple casi medio siglo trabajando por la concientización, independencia y bienestar de las personas con discapacidad intelectual.
La discapacidad intelectual a veces es calificada como una de las más inivisibilizadas y rezagadas pero en el Centro de Integración Psicológica y Aprendizaje (CIPAAC) las personas que viven con esta condición de vida pueden encontrar acompañamiento, comunidad y un impulso para que puedan lograr lo que desean. CIPAAC cumple casi medio siglo de trabajar por la concientización, independencia y bienestar de las personas con discapacidad intelectual.
Hace tres años, la maestra Rosa Icela Arellano Muñoz, fundadora de CIPAAC, refirió a este medio que el centro surgió por petición de mamás y papás a partir de un espacio que ya existía en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y comenzó en una casa. Ahora, el centro está ubicado en Cuautlancingo en un gran terreno que acoge una cocina, un huerto, salones, una biblioteca y un jardín.
CIPAAC no se limita y es interdisciplinario. Los alumnos, que en su mayoría son adultos, pueden acceder al arte, capacitaciones laborales, los huertos urbanos, yoga, la lectura y hasta a entrenar perritos. Sobre este último punto es necesario explicar que en 49 años este centro a hecho alianzas con muchas instituciones tanto públicas como privadas. Por lo que una de sus alumnas pudo entrar al Centro de Apoyo Emocional y Terapia OcupacionaL (caeto) de la BUAP para aprender sobre la terapia con perritos.
El trabajo de esta organización no se centra sólo en el desarrollo personal de las personas con discapacidad intelectual sino también en la conciencia social, lo cual es algo urgente. Uno de los temas en los que más han trabajado desde esta institución es el transporte inclusivo brindando también testimonios y capacitaciones en primera personas, es decir aquí la personas con discapacidad no tienen intermediarios todo el tiempo sino que ellos mismos expresan sus necesidades y son escuchados, como debería ser en todos los casos.
En un México donde todavía hay tanta discriminación y capacitismo organizaciones como CIPAAC, son un lugar seguro, un pedacito utopía que es necesario cuidar, replicar e internalizar para que en algún momento las personas con discapacidad intelectual y con otras condiciones de vida puedan tener una vida segura, digna y feliz en cualquier lugar.
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