marzo 22, 2025 6:42 pm
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Venganza por muerte de un interno deriva en ataque a anexo de Chilac

La violencia volvió a irrumpir a tiros en la madrugada de este miércoles en San Gabriel Chilac, donde el silencio habitual fue roto por siete detonaciones que, según vecinos, parecían anunciar una sentencia ya dictada: la del encargado del anexo “Solo por la Gracia de Dios”, ejecutado dentro del mismo centro donde se suponía que debía sanar el alma de otros.

Los hechos ocurrieron en la colonia Vista Hermosa. De acuerdo con versiones recabadas por InfoQuórum, los agresores arribaron en dos motocicletas y un vehículo del cual descendieron al menos dos hombres armados. Sin mediar palabra, y con la precisión que otorgan el rencor y el plomo, dispararon contra los internos. El objetivo, según se presume, era claro: el responsable del lugar. Uno de los internos, se dice, intentó defenderlo, recibiendo impactos en el hombro y las piernas.

El saldo: un hombre muerto y al menos dos heridos. Uno de ellos fue trasladado por Técnicos en Urgencias Médicas de Ajalpan; el otro, ya sin signos vitales, quedó tendido dentro del anexo que, paradójicamente, lleva el nombre de la gracia divina.

Trascendidos que circulan en Chilac apuntan a una venganza como móvil del ataque. Apenas esta semana, otro interno habría fallecido tras una presunta golpiza dentro del mismo centro, y los ojos de la comunidad apuntan al encargado como posible implicado. Ayer por la noche, la justicia no esperó a los tribunales.

Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía General del Estado no ha confirmado oficialmente la identidad de las víctimas ni ha ofrecido una línea de investigación concreta, aunque elementos de la Policía Estatal y municipales de Chilac y Altepexi acordonaron el área para preservar la escena del crimen.

El anexo “Solo por la Gracia de Dios” no es un caso aislado. En los últimos meses, San Gabriel Chilac ha vivido un auge de estos espacios de rehabilitación improvisados —a veces fundados por exadictos, otras por líderes religiosos— donde la falta de regulación y la sobrepoblación han convertido el tratamiento en un campo minado.

Al calor de la crisis del fentanilo, estos lugares se han vuelto refugio y trampa. La desesperación lleva a familias a dejar ahí a sus hijos, buscando redención donde apenas hay colchones, comida o personal calificado. La violencia se infiltra como lo hace el polvo en las rendijas: lenta, constante, mortal.

Organizaciones civiles han alertado sobre el riesgo que representan estos centros que operan sin protocolos, sin supervisión y, muchas veces, sin humanidad. Las autoridades, sin embargo, han optado por mirar hacia otro lado, dejando que el castigo venga, como esta madrugada, en forma de ráfagas.

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