Viste Star Wars y te pusiste del lado de los rebeldes.
Viste los Juegos del Hambre y te pusiste el sinsajo.
Viste Divergente y te uniste a la revolución.
Viste Thundercast y querías enfrentar a Mumm-Ra.
Viste los Amos del Universo y empuñaste el poder de Grayskull.
A pesar de ello, resulta que ahora estás con los nazis, fascistas, genocidas, ultraconservadores, amantes del capitalismo, en contra de los derechos humanos y las libertades, opresores como: Netanyahu, Musk, Trump, Milei, Salinas Pliego, Georgia Meloni y compañía ahora resulta que son tus héroes y heroínas.
No importa la década ni la generación, siempre habrá alguna producción audiovisual, saga, comic, libro, escrito, audio, lo que gusten y manden que critique a algún régimen o gobierno autoritario, que hable de la lucha colectiva ante la muerte de los derechos y las libertades, pero ahora, parece que lo olvidas.
Cada generación cuenta con su historia revolucionaria y de resistencia que la marca, inclusive, existen algunas ocasiones, en que esas historias trascienden el espacio y tiempo para terminar influyendo de manera contundente no solamente en el espacio en que son creadas, sino también en sus consumidoras y consumidores, en movimientos, e inclusive, en las calles.
El siglo XXI nació bajo muchas promesas y esperanzas, dejar atrás los ríos de sangre que inundaron a su predecesor, más derechos, más libertades y un mundo en el que todes seamos libres, pero ahora parece ser que este, nuestro siglo, es una ficción distópica escrita por Ray Bradbury, Aldous Huxley o una temporada de «The Boys».
Nos encontramos en un 2025 en el que los nazis portan la esvástica en las calles o realizan su saludo en redes y en la televisión sin mayor problema, en el que gritan insultos, odio y amenazas de muerte, hacen apologías del delito y a pesar de ello, se mencionan como la resistencia al sistema e inclusive, dicen ser los que más han sufrido a lo largo de las últimas década.
Las problemáticas que nos aquejan hoy en día no son nuevas ni lamentablemente terminarán el día mañana; muchas resultan ser históricas y que se acomplejan cada vez más, gracias a las herramientas que tenemos, pero es justo en medio de esas coyunturas que ahora los fachos se cuelan, ofreciendo soluciones mágicas y creando grandes cortinas de humo, simplificando absolutamente todo, colocando dos bandos, negro y blanco, matar o morir, «batallas culturales» las que no existen, con el único objetivo de hacer el mundo a su imagen y semejanza y terminar exterminando a quienes salgan de ese cubo, mismo que se terminará reduciendo, y quienes ahora apoyan a esos supremacistas, también terminarán perseguidos.
En las redes sociales resuena el mensaje: «que de vergüenza ser facho nuevamente» y, por lo que he observado, miles lo apoyamos. No obstante nos encontramos en un punto en el que ya no podemos ser únicamente quienes observamos y esperamos a que alguien más haga algo; estamos ante las hora más críticas, momentos de inflexión en lo que sino hacemos algo, el día de mañana será tarde, y nos daremos cuenta de que nos revesaron mientras solamente veíamos.
Estamos en momentos en los que tal vez cuesta cada vez más prestar atención o inclusive saber lo que sucede, porque es parte del juego que buscan instaurar los sectores odiadadores, mismos los que saben que ni la verdad ni la razón les acompañan, por lo que hacen tanto ruido como puedan, mismos que se vuelven gritos, los que esperan que confundan y ahí, instaurarse.
Nos encontramos en un mundo el que parece ser cada vez más abrumador, con diversas crisis, así como batallas y luchas las que se pueden o no dar, pero sin importar nuestras edades, no olvidemos que desde nuestros frentes podemos hacer diversas cosas, abrasemos la ternura, la colectividad, a quienes amamos, las historias y personas que nos inspiran, lo que nos importa y con ello, poder construir nuevas redes y sistemas de apoyo.