agosto 13, 2025 12:55 pm
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Este 2025, nuestro Orgullo se siente distinto 

Ya hemos pasado no solo la primera mitad de junio, sino que también del año y en este 2025 se siente extraño nuestro Orgullo, en años previos, a inicios de este mes las marcas cambiaban sus logos, las televisaras se decían pro población LGBTTTIQA+, las calles se llenaban de colores, sonidos, y las redes sociales, pero ahora, el mundo parece distinto.

Y no es para menos, estamos en un junio en el que muchas personas se sientan desanimadas o hasta desesperenzadas, continuamos presenciando el genocidia contra Palestina, Israel inicia una nueva guerra, ahora contra Irán, redadas en Estados Unidos al estilo gestapo, el fascismo más vivo que nunca, ataques de odio y demás problemáticas tanto nacionales como internacionales, pero aún así, los colores y la lucha de la diversidad resiste y persiste.

¡Bueno!, tan raro es el mes del Orgullo que ni el capitalismo se ha acordado de nosotres, empresas internacionales quienes en su mayoría, de manera hipócrita a primera hora de junio cambian sus logos con los colores del arcoíris y ahora ni eso.

Ello, creo que está relacionado a dos principales temas, el primero, de manera mínima, hay quienes temen a la ultraderecha y no muestran ahora su apoyo — de manera más cobarde— a las causas, pero en el segundo lugar, los ultras ahora se sienten arropados con sus «papás adoptivos» como Musk, Trump, Salinas Pliego, entre otros, quienes dicen que ahora el ser fascistas y ultra es revolucionarios y aún más, el odiar y enfrentar de la manera más hostil al progesismo.

Dicho odio lo vemos cada vez más desatado en redes sociales, desde quienes se les hace fácil  burlarse de la diversidad hasta quienes realizan amenazas de muerte, y sus declaraciones no tienen menor repercusión contra quienes los perpetran, acciones que de la manera más básica, son calificadas como deleznables y miserables, pero logran ocurrir porque justo quienes son dueños de las redes son fascistas de clóset o públicos.

Pero no fueran publicaciones de apoyo, amor, lucha, denuncias sobre dichos acosos o acciones violentas, porque las redes rápidamente les dan poco difusión, las pueden catalogar como incitación a la violencia o les permite muy fácil a los ultras denunciarlas.

Trump ejemplifica perfectamente esto, tanto al fascismo como al odio, alguien que desde el discurso hasta las acciones persigue a la población de la diversidad, busca destruir a la población trans, ya sea quitándoles sus documentos o el imperdirles para que participen en competencias universitarias, recortar fondos para programas en pro de la población LGBTTTIQA+ y la más reciente, en plenos mes del Orgullo, dónde desaparecerá la línea de atención de suicidio para personas de la diversidad.

Hasta el genocida y alchichicle de Trump, Benjamín Netanyahu, entra en temas del Orgullo, junto con su ejército asesino, quienes ahora para hacerse los progresistas buena ondita, buscan manipular al movimiento del orgullo, haciendo que su ejército lleva las banderas de la diversidad o acusando que en Palestina, Irán y otras naciones a las que han atacado no exite la libertad y que con ellos llegará.

A lo que en respuesta, ha surgido el movimiento «No en nuestro nombre» dónde la población LGBTTTIQA+ en dichas naciones han contestado a la narrativa sionista y señala que la población de la diversidad no está con ellos y no permitirá ser usado para limpiar la cara a un estado ilegítimo asesino.

Claro, es totalmente peligroso lo que realiza Netanyahu, primero mancha un movimiento digno y sano que muchas personas persiguen, pero por el otro lado, quienes vean las banderas de la diversidad y la de Israel y no esté informado, creerá que es lo mismo, y se hará de un odio sin sentido a la población LGBTTTIQA+ por culpa de Israel.

Por su puesto, después de todo lo leído y vivido, parece que la cosa está fastidiada y cerca de lo catastrófico, pero tal como lo dijo Fito Páez por primera vez por allá de 1985, ¿Quién dijo que todo está perdido?, la lucha continúa y hasta este año, parece ser más resistencia ya que, muchas de las personas que siguen marchando, luchando, alzando la voz, lo hacen de una manera totalmente genuina y sentida.

A pesar de que el año parece ser más oscuro y opaco, la comunidad de la diversidad continuamos luchando y brillando de distintas maneras, en momentos donde la ternura y el amor parecen ser revolucionarios, están más vivos que nunca, así como la esperanza y los colores que luchan contra el «mundo pixie» que busca imponerse.

Las marchas no cesan, al igual que las exigencias, la politización de nuestra población la que no solamente resuenan en favor de la diversidad, sino que también de palestina, la lucha por el agua, los pueblos originarios, las libertades y por un sistema mejor.

Podría parecer que es un junio menos arocíris, y es muy seguramente lo que gustan los ultras que creamos, pero no, se han vivido tiempos peores y muy posiblemente puede que hayan más, pero, mientras no nos olvidemos de la colectividad, la lucha, ideales, sentimientos, amor y la unión, podremos seguir actuando, en pro de una sociedad mejor.

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