El gobernador sustituto Sergio Salomón se encuentra en la recta final de su administración. En su último informe, reconoció no ser morenista de origen, pero se ufanó de haber logrado consolidarse en distintos sectores. Consciente de ello, el aún mandatario sabe que su reloj político ya no depende tanto del ámbito local, sino federal.
Ni en la oposición ni dentro de Morena ha surgido una crítica seria hacia el «Doble S», quien ha sabido mantener una relación tersa con todos los sectores políticos.
Un mérito que se le puede reconocer es haber entendido que la represión no era viable, a diferencia de sus predecesores. Moreno Valle cazaba críticos y opositores; Barbosa, de forma torpe y salvaje, persiguió y encarceló tanto a aliados como a integrantes de movimientos sociales.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Salomón ha formado su «triada perfecta» junto con Estefan Chidiac y José Chedraui. No se trata, para nada, de un grupo menor, al contrario: por lo que se ha filtrado y divulgando en corillos y columnas periodísticas, este grupo tuvo la habilidad y conexiones para operar con éxito lo que hoy se conoce como «Operación Teléfono Apagado», mediante la cual SS y no Doña Rosario Orozco o interpósita persona, llegó al Poder Ejecutivo.
El trío en comento ha fichado a figuras de la calaña de Ardelio Vargas, -un represor contumaz a quien incluso AMLO pidió excluir del gobierno de Puebla, pero al que SS apapacha-, y Eukid Castañón, el principal persecutor y espía del morenovallismo, quien reapareció campante y solaz en el último informe del actual ocupante de Casa Aguayo. Salomón también le abrió las puertas de la 4T a otros y otras harto repudiadas por el obradorismo genuino, como los Tonys Gali, Anel Nochebuena y hasta Gabriel Biestro, que en plena campaña salió a defender a Eukid.
¿Qué significa el regreso de Eukid Castañón en este contexto? La forma es fondo, y su presencia en el informe no es casualidad, pues para estar ahí tuvo que haber sido invitado por el mero mero. Se trató, pues, de una exhibición de alianzas y sumados.
En este contexto el próximo puesto de «Doble S» al frente del Instituto Nacional de Migración es, sin duda, estratégico para sus ambiciones y las de su grupo, porque se antoja difícil que a estas alturas no estén soñando lo que han ensoñado otros que han alcanzado las más altas esferas del poder político en Puebla: volver, como no se pudieron perpetrar, volver al Poder Ejecutivo en la persona de cualquiera de sus líderes
La crisis migratoria con Estados Unidos, especialmente bajo el regreso de Trump, podría darle Salomón protagonismo y permitirle reunirse frecuentemente con la presidenta Sheinbaum, fortaleciendo su perfil político, pero también es un arma de filo doble, porque si Doble SS no da el ancho ante las veleidosas políticas del magnate, puede ser antes que pronto defenestrado. Seguro que Ardelio Vargas, que ya fue titular del INM, le acompañará en este viaje.
Otra es la perspectiva para Alejandro Armenta Mier, quien no ha obtenido la titularidad del Ejecutivo por suerte y destreza en el juego palacio, sino por un proyecto y trabajo conciso y permanente durante más de una década.
El gobernador que asumirá el cargo el próximo 14 de diciembre, es prácticamente un fundador de la Cuarta Transformación Pública del País, pues desertó al PRI en el auge del peñismo -9 de abril de 2017- y firmó en el Monumento a la Revolución, ante Andrés Manuel López Obrador, su anexión a la causa, cuando ese paso era visto por la clase política tradicional como un suicidio.
Cierto es que el tsunami izquierdistas que ahogó este año a la oposición fue obra, sobre todo, de la gestión de López Obrador, de la buena candidatura de Claudia Sheinbaum y de las hordas priistas que se anexaron al obradorismo para poder seguir viviendo del poder. Pero en el caso de Puebla, Armenta vino trabajando el triunfo desde hace siete años, caminando, pactando y adhiriendo no sólo a tricolores, panistas, morenovallistas, operadores y ciudadanos sin partido, sino también a otros fundadores de Morena y veteranos del movimiento obradorista desde antes de que se constituyera en partido, como Abraham Quiroz, Virginia González Melgarejo, Rodrigo Abdala y Armando Etcheverry, entre otros.
No hay que olvidar, además que la meta de que Puebla aportara a la 4T dos millones de votos en los comicios pasados fue fijada por Armenta. Y que muchos levantaron la ceja dudando de su cumplimiento. Y que se logró.
Sería ingenuo pensar que Armenta no aspira a ser presidente de México y que sabe que esa aspiración pasa necesariamente por la aduana de un buen gobierno estatal, entre otras cosas, que será su mejor plataforma para el escenario de la política nacional. No parece atisbarse un riesgo para el desempeño óptimo de la administración estatal que inicia a mediados del mes entrante.
Sin embargo, borrada la oposición derechista, y descartando las eventualidades que quedan fuera del control de la esfera humana -como los desastres y el destino- la oposición para el mandatario estará en la 4T, concretamente en el grupo de impresentables ex priistas y morenovallistas que se abastecerán en el ayuntamiento angelopolitano por obra y gracia de la triada..
La pregunta aquí es si el grupo de Salomón, Estefan y Chedraui y el poderoso gobernador electo de Puebla se podrán poner de acuerdo para encaminar conjuntamente sus intereses, porque una cosa es la campaña en la que a todos conviene ganar -aunque sea agandallando candidaturas a ediles, como dicen que hizo SS- y otra muy distinta ejercer en el gobierno para acrecentar el poder. La historia poblana ha demostrado una y otra vez que ni por excepción el o la titular de la alcaldía capitalina y el gobernador en turno han podido llevarse. Ejemplos: los priistas Mario Marín y Enrique Doger, los panistas Rafael Moreno Valle y Eduardo Rivera Pérez, Luis Miguel Barbosa y Claudia Rivera Vivanco, nada más por mencionar.
Así que parece ser que lo que se avecina es un round de sombra, porque a nadie conviene un combate a la luz de la opinión pública. Pero aquí la ventaja apunta a Armenta, no sólo porque tiene más oficio político que sus eventuales adversarios, sino porque su periodo en el poder duplica al de aquellos y los recursos materiales y humanos de que dispondrá son mucho, mucho mayores.