Siguen dando de qué hablar los aranceles que impuso el fascista, ultracapitalista, empresario y ahora presidente de los Estados Unidos (EU), Donald John Trump, en su mayoría, sus aliados resultaron altamente perjudicados, pero parece que tuvo más consideraciónes con sus «enemigos».
Es así como ha llamado poderosamente la atención que naciones opositoras no solamente a Donald Trump, sino inclusive naciones enemistadas con EU se han librado de las medidas arancelarias, como Corea del Norte, Cuba y Rusia.
La Casa Blanca señaló que no impuso aranceles contra sus «adversarios» porque: «estas naciones ya enfrentan sanciones y tarifas tan elevadas que limitan su comercio con Estados Unidos».
A pesar de ello, hay quienes señalan que la razón para no imponerles aranceles es la búsqueda de negociaciones por sus recursos naturales y alianzas políticas.
Por otro lado, ha desatado burlas, memes y dudas que ha impuesto aranceles del diez por ciento a las Islas Heard y McDonald, las que son un archipiélago autónomo de Australia la que no cuentan con población humana ni cuenta con registros de actividad económica, pero que, por el otro lado, sus residentes son pingüinos, focas y otros animales de la región.
Las Islas de Heard y McDobald en años pasados fueron declaradas como Patrimonio Natural de la Humanidad y solamente hay personas cuando van a hacer estudios científicos.
Debido a los aranceles, el gobierno Autraliano el día de hoy puntualizó que el archipiélago está: «inhabitado de humanos y es una de las áreas menos perturbadas antropogénicamente del mundo».
Zonas con pequeña población
También han desconcertado aranceles realizados a zonas con una pequeña población, mismas las cuales exportan pocos productos y sus ganancias no son tan considerables.
Tokelau es un territorio que depende de Nueva Zelanda y cuenta con alrededor de mil 600 habitantes.
Las islas Cocos, es otro archipiélago australiano y cuenta con unos 600 habitantes.
Las islas Keeling, la isla de Navidad y la isla Norfolk cuentan con aproximadamente 2 mil 188 habitantes, e inclusive, sobre la ciudadanía de la región señalan que: «no creo que Norfolk sea un competidor comercial de la gigantesca economía de Estados Unidos».
