marzo 3, 2025 6:36 pm
marzo 3, 2025 6:36 pm

Todos deberíamos ser woke 

De repente se leía en redes: “eso es demasiado woke” “es que es woke”. Tiempo después los comentarios aumentaron: “eres woke, progre”. Y hoy se escucha hasta en los discursos y discusiones públicas oficiales. Se lee como un síntoma; un indicio de “descomposición social”. Una postura que aborrecer o un peyorativo ante un supuesto extremismo. 

…y ese supuesto extremismo es exigir justicia, el respeto a los derechos humanos, la vida libre de violencia, dignidad para las minorías y grupos vulnerables, respeto a la identidad, libre expresión y prácticamente todo derecho esencial y básico. 

Si eso implica ser woke, entonces todos deberíamos ser woke. Porque ser woke …no es otra cosa que ser empático. 

Ser woke “es que te importe la gente”, ya lo dijo Jane Fonda en los Premios SAG, un recordatorio en medio del torbellino mediático conservador y un clima que deshumaniza a grupos diversos en Estados Unidos. 

De manera similar al Social Justice Warrior (el famoso justiciero social del que se vienen mofando de años), el término woke se comenzó a posicionar como un despectivo, –incluso entre quienes se proclaman de izquierda– desde hace algunos años.

Y lo que parecía una broma tenue o enunciación vaga del habla cotidiana o las publicaciones en plataformas, se tornó en herramienta del discurso más vil, supremacista e imperialista. 

Despertando

Como toda palabra, woke ha evolucionado en función del tiempo, pero ha mantenido su esencia. Desde su uso como herramienta de lucha racial en los años 30 hasta el peyorativo favorito de los partidos conservadores y ultraderechistas de manera global. Milei, Musk, Trump.. 

Como vemos, si le molesta a los conservadores, realmente no se ha alejado de su significado inicial. 

Woke, adjetivación de wake, es decir, despierto, siempre ha tenido una carga política y social importante porque efectivamente es un despertar de las conciencias o el inminente cerrar de ojos de otros. 

Ser consciente es la molestia del privilegio. Cuando son forzados a mirar, por supuesto se justificarán en algo o harán berrinches. Si todo esto se quedará en la molestia y carpincho de una ultraderecha derrotada y raquítica, quizá no habría demasiado problema. Pero ya se ha llegado a un punto más que alarmante. 

Despiertos

Es más que evidente que woke es ahora el arma de un conservadurismo que regresa violentamente. Porque está sucediendo. ¿Cuántos retrocesos se han vivido con solo dos meses de la presidencia de Trump? 

Y, aunque no vivamos bajo el gobierno de Trump o Milei directamente, sí convivimos con los síntomas: energía masculina/ femenina, el alto valor, los binarismos, el mejorar de la raza, el determinismo…

Porque aunque muchas veces los discursos tengan el disfraz de lo inofensivo, y queramos pasarlos por desapercibidos o los tomemos con poca seriedad, a veces ahí están.

Por un rato woke solo fue usado para intentar desacreditar señalamientos o crear teorías de tinte conspiranoico (porque, claro, esa película, con un elenco más incluyente, solo es más exitosa por su agenda progre o woke).

Y todo era risas, Y todo era exageración; porque la exageración es el arma del cinismo. Quizá, por ejemplo, algunos verán como exageración el repudio hacia el video de Inteligencia Artificial de una Gaza ocupada por los lujos, bajo el sueño narcisista de Trump y ocultando las miles de muertes de niños. ¿Es solo un video, no? No es para tanto.

Quizá nos hace falta ser más ‘woke’ porque aparentemente no es suficiente. No estamos suficientemente ‘despiertos’.

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