Desde el 1° de diciembre de 1996, se celebra en México el Día Nacional del Motociclista, en honor a la hermandad entre motociclistas. La fecha fue validada por las autoridades mexicanas el 5 de diciembre de 2010 y se estableció su conmemoración cada primer domingo de diciembre.
El Día del Motociclista no solo celebra un vehículo, sino también nos sirve para cuestionar su impacto en la historia y la cultura. Desde los usos revolucionarios de Pancho Villa hasta los movimientos contraculturales y los trabajadores por aplicación, las motocicletas han demostrado ser mucho más que simples máquinas. Simbolizan libertad, resistencia y comunidad, adaptándose a las necesidades y aspiraciones de diferentes épocas. La motocicleta revela su capacidad camaleónica para servir como herramientas de cambio y como espejos de las dinámicas sociales, políticas y culturales.
Además de festejar el acto de conducir motocicletas, también es importante problematizar el significado cultural, social y político que estos vehículos han adquirido a lo largo del tiempo. Más que simples máquinas, las motocicletas son símbolos de libertad, comunidad y, en muchos casos, explotación y resistencias. Desde su creación con fines belicosos durante las dos guerras mundiales, su adopción por revolucionarios como Pancho Villa hasta los movimientos contraculturales como el Rock and Roll, estas máquinas encapsulan un rango de significados que reflejan las tensiones y aspiraciones de diferentes épocas y grupos sociales.
The Rolling Anubis Motoclub (Cancún)
Hace aproximadamente un año emprendí un viaje inolvidable en una moto Carabela 150cc desde Quintana Roo hasta la Ciudad de México. En esta travesía, mis entrañables amigos del motoclub The Rolling Anubis MC me acompañaron antes, durante y después del recorrido hacia tierras aztecas. Fueron tres días y dos noches intensas, cargadas de experiencias únicas: desde acampar con una tienda que terminó quemada por el mofle del vehículo al llegar a Veracruz, hasta compartir comidas en fondas a pie de carretera y casas de amigos del motoclub.
En el camino, enfrenté frío, calor, lluvia y contratiempos como un impermeable atascado en la cadena de la moto. Afortunadamente, otros viajeros me ayudaron a liberar la cadena y a seguir adelante. Mi amigo Dani, a quien conocí en su taller de motos en Cancún y quien fuera presidente de The Rolling Anubis MC, fue clave en esta aventura: me regaló un par de gafas y ayudó a darle mantenimiento a mi moto antes de partir. Siempre estaré profundamente agradecido con él, Kashka, Kelly, con “Mijares” quién me introdujo al mundo de los repartidores en moto, con quien me perdí épicamente durante una rodada y con quien disfruté varios eventos.
En el trayecto también conté con la solidaridad de otros motoclubes como Perros del Sureste. En Tabasco, “Piter” me ofreció alojamiento; en Sabancuy, Campeche, “Chory” me ayudó y compartió un rato conmigo. A todos ellos, esta nota es un pequeño homenaje a su camaradería y generosidad, valores que definen lo mejor de la comunidad motociclista.
Hoy se celebra el día nacional del motociclismo y solo quien ha agarrado una moto (sin importar la cilindrada) y ha salido a carretera o a dar una vuelta, sabrá lo hermoso que esta práctica resulta, y los incontables momentos con los amigos que nos deja cada viaje.
Motocicletas: polifonías de un objeto
Las motocicletas surgieron como una extensión motorizada de la bicicleta, desarrolladas en el contexto de la revolución industrial a finales del siglo XIX. Indian Motorcycle, fundada en 1901, fue una de las primeras empresas en comercializarlas, transformándolas en herramientas esenciales para la movilidad urbana y rural. Durante las guerras mundiales, motocicletas como las Indian y Harley-Davidson desempeñaron roles cruciales en logística y comunicación militar, simbolizando innovación y eficiencia en tiempos de conflicto. En México, Pancho Villa utilizó motocicletas Indian durante la Revolución Mexicana como parte de su estrategia militar, incursionando en Columbus con 500 hombres, usando estas motocicletas y siendo perseguido por militares norteamericanos sin efecto, en patrullajes a bordo de la competencia de Indian (Harley Davidson). Esta temprana adopción tecnológica subrayó la capacidad de las motocicletas para transformarse según las necesidades del momento.
Café Racers y Choppers
En la década de 1960, los café racers emergieron en el Reino Unido como símbolos de velocidad y rebeldía. Jóvenes conocidos como rockers podían comprar motocicletas usadas durante la segunda guerra que ya se habían abaratado, personalizaban motocicletas ligeras como la Triumph Bonneville, reduciendo su peso y aumentando la velocidad para alcanzar hasta 150 km/h. Estos motociclistas, influenciados por el rock ‘n’ roll, frecuentaban cafés urbanos, adoptando una estética minimalista y contracultural. En un contexto de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, los café racers representaban una respuesta al conservadurismo y una búsqueda por una identidad propia.
Los talleres caseros londinenses fabricaban motocicletas estilizadas con diseños minimalistas: un único asiento, manillares bajos y tanques de estilo deportivo, a menudo hechos de aluminio o pintados en negro. Incorporaban detalles como silenciadores en forma de pico de pato y estriberas posicionadas hacia atrás.
Estacionadas frente a las cafeterías, estas motos llamaban la atención por su apariencia ruda y funcional, que, paradójicamente, era parte de su encanto distintivo.
Los jóvenes ingleses de clase trabajadora solían frecuentar cafés, único espacio en donde podían juntarse a escuchar en las rockolas los discos de Gene Vincent, Eddie Cochran, Chuck Berry, Bo Diddley y Elvis Presley, Uno de estos cafés se volvería icónico en la historia de estas motocicletas: el Ace Café de Londres.
Las carreras se organizaban según cuenta la leyenda al comenzar una canción que entonces tenían una duración estándar de dos minutos, tiempo suficiente para una carrera corta entre café y café.
Choppers: Individualismo y Contracultura en Estados Unidos
Los choppers surgieron en Estados Unidos en la posguerra, marcados por la creatividad de veteranos que modificaban motocicletas Harley-Davidson. Estas transformaciones reducían peso y enfatizaban la personalización, como largos manubrios y estructuras estilizadas. Popularizados por la película Easy Rider (1969), los choppers encarnaban la resistencia a la uniformidad industrial y la autoridad gubernamental. Se convirtieron en un ícono de la contracultura de los años 60, celebrando la libertad y la autoexpresión en un contexto de cambio sociopolítico.
Ambas subculturas redefinieron la relación con las motocicletas, usándolas no solo como transporte, sino como expresiones de identidad y resistencia frente a los valores dominantes.
Los Repartidores por Aplicación en México: Una Nueva Dimensión del Motociclismo
En la actualidad, los repartidores por aplicación en México representan una dimensión emergente que refleja la desigualdad dentro y fuera del motociclismo. Estos trabajadores, que dependen de motocicletas para realizar entregas rápidas, enfrentan condiciones laborales precarias. La falta de contratos formales, la ausencia de seguridad social y los riesgos constantes en el tráfico urbano subrayan su vulnerabilidad. Aunque utilizan el mismo vehículo que otros motociclistas, su relación con las motocicletas es pragmática, más cercana a la sobrevivencia que a la ideología o la estética.
El caso de los repartidores plantea una reflexión sobre qué significa ser motociclista. ¿Se define únicamente por el uso del vehículo o por la identidad cultural y política asociada a él? La experiencia de estos trabajadores evidencia las desigualdades en la forma en que diferentes comunidades interactúan con el motociclismo, ampliando nuestra comprensión del simbolismo y las implicaciones sociales de este medio de transporte.
Nos vemos en la próxima vuelta de tuerca.