La irrupción de diversos contingentes sociales en algunas de las principales ciudades de California frente a la intervención del ICE (Servicio de Control de Emigración y Aduanas) por parte del gobierno federal estadounidense ha conseguido impulsar el descrédito global del trumpismo.
Particularmente, la reacción de la comunidad hispana en Los Ángeles, California, puede representar un punto de quiebre para el MAGA trumpista y señalar que el neoliberalismo tecnofeudal de los Estados Unidos no puede excluir a los migrantes que trabajan en la economía informal de la Unión Americana.
California ha sido el punto de partida para movilizaciones al interior de Norteamérica y en diversas partes del mundo para cuestionar el gobierno de Donald Trump.
California es una de las economías más importantes a nivel mundial; además de la impresionante resistencia civil de la Comunidad Hispana, también han sido fuertes las peticiones de diversos empresarios, terratenientes e industriales que manifiestan el daño económico que provocaría la deportación masiva de inmigrantes en los planteamientos del MAGA.
La propuesta económica nativista de Donald Trump requiere una reconversión que es onerosa y no puede basarse en impulsos reactivos.
Sustraer a los emigrantes de los centros de trabajo y cadenas productivas, como lo está determinando Donald Trump, implica afectar estructuras económicas importantes y generar mayores problemas de los que el trumpismo quiere solucionar.
El ataque a los migrantes por parte del ICE y las diversas fuerzas de seguridad que impulsan los republicanos terminó por incentivar el activismo de los diversos grupos opuestos a la ultraderecha norteamericana, y el país se está polarizando de una forma inconveniente para Donald Trump.
Si el partido republicano considera ganar las elecciones intermedias y mantener la presidencia de Estados Unidos, quizá debería pensar en el atemperamiento del trumpismo.
Las distintas manifestaciones en las ciudades norteamericanas y las críticas globales al conservadurismo WASP son elementos que fortalecen a los electores demócratas y complicarán la competencia partidista en el futuro inmediato.
La primera presidencia de Donald Trump no generó los resultados esperados, dejó a su país profundamente dividido y el ánimo confrontativo, que algunos consideran casi de guerra civil, no favorece las tendencias del partido republicano.
Además, el abuso de las medidas trumpistas contra la población civil norteamericana también será un elemento que afectará la legitimidad de la segunda presidencia de Donald Trump.
California se convirtió en el Waterloo del trumpismo republicano.
El Calexit obliga a repensar el MAGA y el excepcionalismo estadounidense, cada vez más la idea de una Norteamérica que incluya a México y Canadá en términos equivalentes se consolida.
