marzo 6, 2025 6:42 am
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El Intermarium y las guerras europeas

Aunque la narrativa de la civilización occidental señala que goza de estabilidad y control sobre el
mundo, también es verdad que presenta clivajes y condiciones de confrontación que han terminado
por generar caos. La modernidad tampoco ha sido una conquista sencilla de los occidentales; por el
contrario, el origen de la Primera y la Segunda guerras mundiales radica en el imperialismo que
atrapa a la mayor parte de los países europeos. Los conflictos que derivan de esta práctica milenaria
caracterizan el testimonio de dolor y rencor que alimenta la historia. Un ejemplo de ello es la
fractura entre Europa y Eurasia como detonante de graves conflictos que siguen arrebatando la vida
a millones de seres humanos. En este contexto, una de las vertientes del imperialismo europeo que
abona al conflicto civilizatorio, radica en el intento del nacionalismo católico por imponerse frente a
los elementos eslavos y bálticos del multiculturalismo europeo.

El escenario de la guerra rusoucraniana parece darle vigencia al sentido principal de La Guerra y la
Paz que escribió Tolstoi; el rechazo y la confrontación hacia Rusia parecen también inagotables.
Pero, aun cuando Europa tiene razones justificadas para oponerse a Rusia, sigue surgiendo la
pregunta sobre la posibilidad de una integración más plural. La desconfianza añeja ha impedido la
apertura entre civilizaciones, así como el desarrollo y participación de Rusia en Occidente. A la
destrucción del Imperio Zarista, siguió la subordinación europea a Estados Unidos durante la
Guerra fría; los norteamericanos incluso dispensaron el nazismo que merecía toda la venganza de
los rojos comunistas. Las cosas siguen como entonces, pero con una constante: Rusia gana guerras.
Quizá del modo más injusto y con el mayor sacrificio posible; no obstante, es necesario asimilar
que Rusia no será destruida y que la estrategia geopolítica de Zbgniew Brzezinski ha fracasado. A
todos, sin embargo, queda seguir el camino de Norteamérica en materia de seguridad para evitar el
caos económico.

Polonia, Ucrania, Rumania, Hungría y la Iglesia católica se han prestado para construir un liderazgo
geopolítico complicado frente a un personaje tan poderoso como Rusia; no hay más posibilidades.
El federalismo y la apertura económica del Intermarium planteada por Jonathan Levy, sugiere un
modelo que puede incluir a Rusia. No es demasiado tarde, la heroica defensa desarrollada por
Ucrania demostró también los límites de Rusia. La inclusión de Eurasia es una necesidad de
Occidente.

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