Avándaro un momento perverso, de marihuanos, de sexo descontrolado y música rock. Los suelos del bosque y del pueblo se cubrían de basura hedionda y lodazales de mugre y promiscuidad, una orgía fuera del abrazo de protección y seguridad del gobierno mexicano.
“El infierno en Avándaro. Asquerosa orgía Hippie” cabeceaba su nota el “Alarma” con el sumario “Encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre, muerte”.
El Festival Rock y Ruedas de Avándaro sería el mayor evento musical juvenil en México con bandas y como La Ley de Herodes, Zafiro, La Sociedad Anónima, Soul Masters y La Fachada de Piedra con Larry Sánchez; Los Dug Dug’s, El Epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace and Love, El Ritual, Bandido, Los Yaki con Mayita Campos, Tinta Blanca, El Amor y Three Souls in my Mind.
Aunque el evento contó con el auspicio de productores de la televisión como Luis de Llano, el festival gozó de la libertad para que el grupo Peace and Love tocara Marihuana y We got the Power.
Lo distinto, ajeno a la normalidad posrevolucionaria del PRI era degenere, encueramiento y drogadicción. El Halconazo del Jueves de Corpus estaba fresco ese año, solo unos meses pasaron para una conglomeración masiva de jóvenes y sería de todo menos un cruel recuerdo de represión del estado mexicano.
En 1973, las estaciones de rock dejaron de pasar música rock, las bandas mexicanas fueron opacadas y las producciones más interesantes de The Rolling Stones, The Beatles, The Who, The Doors y más no tuvieron buena distribución en el país y los jóvenes con pocos ingresos solo podían conseguir los discos en el Chopo varios años después.
Una pedrada desde Ciudad Universitaria
La sangre caliente por la muerte de los compañeros y amigos aún estaba burbujeante en los estudiantes cuando el mandatario mexicano tuvo la ocurrencia de entrar a la Facultad de Medicina de la UNAM, en Ciudad Universitaria el 14 de marzo de 1975 para el inicio de clases de aquel ciclo. Los militares y policías tomaron el auditorio, pero el evento no podía ser sin la presencia de estudiantes. Los gritos y los improperios al mandatario acallaron el discurso de “reconciliación” y de seguir adelante. En un momento del evento, una ola de piedras salió disparada y una impactó en la cabeza de Echeverría, sangrando y con el honor herido, salió de CU herido, como le ocurrió en 2012 al exmandatario priista Enrique peña Nieto en la Universidad Iberoamericana.
Echeverría no dejaría pasar este insulto a su figura como presidente de México. Como narra José Agustín en su Tragicomedia Mexicana, los estudiantes no pudieron manifestarse masivamente hasta 1986, cuando el PRI se mostró como un adversario que era posible derrotar, pero para esa posibilidad faltarían más de treinta años, cuando otro instante para borrar al tricolor comienza tímidamente a nacer.