La mañana de este miércoles 27 de agosto en la Annunciation Catholic School, un joven armado abrió fuego contra estudiantes y personal reunidos en la iglesia del plantel. El ataque dejó un saldo de dos niños de 8 y 10 años, además de 17 heridos, la mayoría menores de edad.
El hecho se produjo alrededor de las 8:30 de la mañana, mientras se celebraba una misa de bienvenida por el inicio del ciclo escolar. Según las autoridades, el agresor disparó desde el exterior hacia las ventanas del templo, utilizando al menos tres armas de fuego adquiridas de manera legal: un rifle, una escopeta y una pistola. El atacante fue identificado como Robin Westman, de 23 años, quien posteriormente se quitó la vida en el mismo lugar.
De acuerdo con testigos, el tiroteo desató el pánico, dónde niños y maestros buscaron refugio entre las bancas y detrás del altar, mientras otros intentaban huir por las puertas laterales, algunas de ellas bloqueadas previamente por el atacante.
Entre los testigos, se encuentra Weston Halsne, un niño de diez años que relató cómo su compañero de clase, Victor, se interpuso para protegerlo, recibiendo impactos de bala en el intento.
Los equipos de emergencia trasladaron a los heridos a diferentes hospitales de la ciudad. Uno de ellos, el centro médico más grande del estado, atendió al menos a diez pacientes, siete de ellos menores en condición crítica.
Investigación y posibles motivaciones
El FBI ha tomado el caso y lo investiga como un posible acto de terrorismo doméstico y crimen de odio contra la comunidad católica. Fuentes oficiales confirmaron que se encontró un manifiesto del agresor con mensajes perturbadores en redes sociales. Se sabe además que la madre de Westman trabajó en la escuela, lo que refuerza el vínculo previo con el lugar del ataque.
Reacciones y duelo nacional
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y ordenó que las banderas ondeen a media asta en todo el estado. El presidente de Estados Unidos también condenó el ataque y pidió redoblar los esfuerzos para frenar la violencia armada en los espacios educativos.
Por su parte, la comunidad local ha organizado vigilias, misas y reuniones de oración en memoria de los menores fallecidos, al tiempo que crece el clamor social por medidas más estrictas en el control de armas.
