Paloma Nicole Arellano Escobedo, tenía 14 años de edad cuando fue ingresada a un quirófano de la Clínica Santa María, en Durango, para ser sometida a una liposucción, una lipotransferencia de glúteos y un implante mamario; cirugías plásticas combinadas de las que no tenía ninguna información el papá de la menor, pues su cirujano y padrastro, Víctor Manuel Rosales Galindo, la intervino únicamente con la autorización de su madre, Paloma Yasmín Escobedo, la cual ocultó el procedimiento a su ex pareja, pudo participar como auxiliar en la operación (como ya lo había hecho en otras operaciones estéticas de las que ponía fotos en sus redes sociales), fingió que la niña murió por complicaciones neurológicas derivadas de un supuesto caso de Covid-19 y se ocupó de los trámites funerarios que se ejecutaron tan rápido que el Ministerio Público no tuvo tiempo de revisar el cuerpo y los resultados de la necropsia pueden demorarse hasta 20 días porque su cuerpo ya había sido intervenido.
La muerte de Nicole ocurrió el 20 de septiembre, tras haber permanecido al menos cinco días en coma inducido y bajo intubación.
El 12 de septiembre, Paloma Yasmín llamó al papá de la jovencita, Carlos Said Arellano, para decirle que la llevaría a la Sierra de Durango con motivo del puente de fiestas patrias y que no intentara marcarles porque no tendrían señal telefónica. Posteriormente, el lunes 15 de septiembre, Carlos recibió un mensaje de Paloma asegurando que su hija había dado positivo a Covid-19 y que tenía que ser ingresada a un hospital porque requería intubación. El papá llegó ese mismo día a la clínica, acompañado de la abuela y tía de la menor, pero inicialmente se les negó el acceso, y únicamente se permitió la entrada de la mamá, el padrastro y otros familiares maternos. Cuando por fin les permitieron verla, la abuelita se percató de que el personal no usaba caretas ni algún otro equipamiento característico de la atención a un paciente con covid.
El padre estuvo con su hija en sus últimos momentos de vida, pero no tuvo detalles de la causa de su muerte más allá del reporte de la trabajadora social de la Clínica Santa María que registró que su deceso fue consecuencia de problemas respiratorios, ya que fueron la madre y el padrastro quienes hicieron los trámites funerarios, los cuales fueron tan rápidos que, cuando un agente de Ministerio Público llegó al nosocomio, su cuerpo ya había sido intervenido por la funeraria.
Las denuncias contra la mamá de la adolescente muerta y el padrastro que la operó, fueron presentadas ante la Fiscalía de Durango por el papá de Nicole el 21 de septiembre, quien solicitó una autopsia pues, horas antes, durante el velorio, recibió un mensaje anónimo asegurándole que su hija no falleció por covid, sino que había tenido una cirugía para ponerle implantes de senos, por lo que pidió a todos los asistentes salir del velorio y, con apoyo de su cuñada, abrió el ataúd para inspeccionar el cuerpo de la niña, constatando que tenía la cicatriz en el pecho de dicha operación.
Al día siguiente de la denuncia, el titular de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de Durango (COPRISED), Saúl Fernández Saracho, acudió al hospital para hacer una inspección, donde recabó información que avala que la jovencita fue operada por 12 licenciados en enfermería y siete médicos especialistas, que salió de la sala de operación en estado de conciencia, pero que ésta se deterioró cuando ya se encontraba en su cuarto de recuperación, y que presentó cianosis y paro cardiorrespiratorio, por lo que se aplicaron maniobras de reanimación e ingresó a terapia intensiva, donde eventualmente se confirmó su muerte cerebral mediante estudios clínicos y de electroencefalograma.
Argumentando que no corresponde a su dependencia determinar si hubo o no negligencias médicas, no emitió ningún sello de clausura puesto que “la clínica cuenta con todos los permisos: licencia sanitaria de construcción, licencia para actos quirúrgicos, transfusiones, rayos X, ultrasonido y laboratorio» y «el expediente clínico cumple con la Norma Oficial Mexicana».
Por su parte la fiscal general del estado, Sonia Yadira de la Garza Fragozo, informó que se han levantado dos líneas de investigación: una contra la madre, por los cargos de omisión de cuidados, poner en riesgo a una menor bajo su custodia y presunta participación en el procedimiento quirúrgico; y otra línea contra el cirujano plástico, por mala praxis, responsabilidad médica profesional y posible homicidio culposo.
El doctor es hijo de un exmagistrado y miembro del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica
Otro elemento que ha contribuido al escándalo en torno a este caso y a las sospechas de negligencia, es el hecho de que el padrastro de Nicole, el doctor Víctor Manuel Rosales Galindo, quien acudió a la Fiscalía de Durango, el mismo día en que el papá lo denunció, acompañado de un fuerte equipo legal y de seguridad, es hijo del exmagistrado Víctor Manuel Rosales Leyva, además de ser integrante del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, factores que pueden operar a su favor para encubrir una posible negligencia.