El zoológico de Aalborg, en Dinamarca, ha provocado polémica al lanzar un llamado público para que los ciudadanos donen mascotas sanas que ya no deseen, con el fin de utilizarlas como alimento para sus animales carnívoros. La petición incluye especies como gallinas, conejos, cobayas e incluso caballos, que serían sacrificados en el lugar por personal entrenado, para posteriormente ser usados como forraje para tigres, leones y linces.
Según el zoo, esta práctica busca imitar el comportamiento natural de los depredadores en la naturaleza.
“En los zoológicos tenemos la responsabilidad de reproducir la cadena alimentaria natural. Esto es fundamental tanto para el bienestar animal como para la integridad profesional”, explica la institución en su sitio web. “Nada se desperdicia”, añaden, asegurando que el método también permite una nutrición más completa y saludable para los depredadores en cautiverio.
La subdirectora del zoológico, Pía Nielsen, asegura que esta práctica se realiza desde hace años en Dinamarca y que es muy común en su país.
“Nuestros depredadores necesitan carne con piel, huesos y otras partes del animal para mantener una dieta lo más cercana posible a la que tendrían en libertad”, afirmó.
El llamado ha generado la indignación en redes sociales, especialmente tras la publicación de un post de Instagram que fue posteriormente cerrado a comentarios por el centro.
“Sabemos que esta información genera sentimientos encontrados, pero no toleramos el lenguaje del odio”, señalaron en un comunicado.
En la página oficial del zoológico se especifican condiciones para las donaciones: no se aceptan más de cuatro animales a la vez y, en caso de caballos, deben medir menos de 147 centímetros de altura a la cruz, estar en buen estado de salud y contar con pasaporte equino.
La noticia ha sido duramente criticada por expertos de otros países. Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoobotánico de Jerez (España), asegura que la práctica así sería inaceptable en su centro: “Aquí no se alimenta a los animales con restos de otros. Todo está controlado por proveedores certificados y los cuerpos son incinerados tras necropsia”, explicó.
También desde la Asociación APP Primadomus —un centro especializado en la rehabilitación de mamíferos exóticos— señalaron que jamás aceptarían animales donados para este propósito, aunque ocasionalmente reciban ofrecimientos de ganaderos. La alimentación indica que debe prevenir de canales regulados y sometidos a controles de calidad.
Desde la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios (AIZA), su presidente, Javier Almunia, añade que incluso para usar la piel y los huesos con fines de estimulación natural se requiere un permiso especial, dado que estos materiales son clasificados como Sandach (subproductos animales no destinados al consumo humano).
El debate reabre una discusión ética sobre los mecanismos de alimentación y el manejo de animales en cautiverio. Mientras Dinamarca defiende la práctica como parte de una filosofía de respeto al ciclo natural, en otros países genera rechazo por considerarla innecesaria o inhumana.
La controversia recuerda el caso ocurrido hace más de una década en el zoológico de Copenhague, que causó revuelo internacional al sacrificar y diseccionar públicamente a una joven jirafa sana para alimentar a sus leones, un episodio que aún resuena como ejemplo de las diferencias culturales en torno al trato de los animales.