En Japón, comenzó a utilizar la tecnología piezoeléctrica en espacios públicos como estaciones de metro para transformar el movimiento de los peatones en energía eléctrica. Este sistema se basa en el efecto piezoeléctrico, un fenómeno físico mediante el cual ciertos materiales generan una carga eléctrica cuando se les aplica presión mecánica.
El principio de funcionamiento consiste en instalar placas piezoeléctricas en el suelo. Cada vez que una persona camina sobre ellas, la presión ejercida activa el material, produciendo una pequeña cantidad de electricidad. Esta energía puede ser almacenada o utilizada directamente para alimentar sistemas de iluminación, señalización u otros dispositivos de bajo consumo
La iniciativa es aplicada en estaciones de transporte con alto flujo de personas, donde el tránsito constante permite una generación continua de energía. El sistema no requiere fuentes externas de alimentación y opera de forma pasiva, aprovechando únicamente el movimiento humano.
La implementación de este tipo de sistemas requiere materiales específicos como cerámicas piezoeléctricas o cristales de cuarzo, así como mecanismos de conversión y almacenamiento. Aunque la cantidad de energía generada por cada paso es limitada, el volumen acumulado en zonas de alta afluencia puede ser significativo.
El efecto piezoeléctrico es estudiado desde hace décadas y se utiliza en diversos sectores, como la medicina, la ingeniería civil y la electrónica. En el caso japonés, su aplicación en infraestructura pública representa una adaptación práctica con fines energéticos.
