El preocupante retorno al conservadurismo no es un fenómeno exclusivo de los gobiernos occidentales: en Corea del Sur, una vasta mayoría de jóvenes hombres muestran una alarmante inclinación por agendas antiderechos, algo evidenciado plenamente en las últimas elecciones presidenciales.
En las elecciones llevadas a cabo en los últimos días en el país asiatico, los resultados terminaron por favorecer al candidato de centroizquierda, Lee Jae-myung, perteneciente al Partido Demócrata. Su elección mayoritaria representa una intención de cambio frente a las políticas de sus contrincantes -y antecesor- que se enmarcaban en ideales de una derecha tradicional y conservadora. No obstante, aunque se trata de un triunfo para la ciudadanía surcoreana, las estadísticas detrás de las elecciones resultan inquietantes dada la amplia brecha ideológica entre los más jóvenes.
De acuerdo a los resultados compartidos por KBS, se observa una amplia inclinación por el conservadurismo en los jóvenes de entre 20 y 30 años: 36.9 por ciento de los hombres dieron su voto a Kim Moon-soo, mientras otro 37.2 por ciento eligieron a Lee Jun-seok, haciendo un total 74.1 por ciento de hombres jóvenes que se decantaron por la derecha de su país.
Solo un 24 por ciento de hombres jóvenes emitió voto para el ahora electo, Lee Jae-myung, haciendo dolorosamente visible el retroceso ideológico, algo que ya ha venido manifestando de distintas formas en los últimos años. En contraste, mujeres de esa misma brecha de edad, dieron su voto a Jae-myung, siendo un total de 58.1 por ciento reflejado en el conteo de la KBS.
En Corea, como en el mundo, el regreso a las ideas conservadoras y la dominación de discursos anti derechos se hacen más palpables cada vez, sea en posicionamientos exclusivamente políticos o vertidos en productos de entretenimiento y culturales de consumo diario, incluidas las redes sociales.
No obstante, la respuesta y resistencia ante este intento de retroceso también se hace evidente; un ejemplo de ello ha sido el movimiento feminista 4B que confronta firmemente a un sistema misogino y machista, dominante en Corea del Sur, para lograr evidenciar los problemas de raíz. Réplicas de esta acción, y otras más, ocurren en otros países, en búsqueda del diálogo y el cambio.
