Por medio de un comunicado el capítulo mexicano de la Internacional Antifascista, un movimiento global, nacido en Caracas, Venezuela, que integra a defensores de derechos humanos, comunicadores, activistas políticos de izquierda y artistas de 125 naciones de cinco continentes, se pronunció en contra de las redadas a migrantes que el gobierno de Estados Unidos ha desatado a lo largo de todo su territorio y que en la última semana han devenido en intensas manifestaciones sociales que han sido brutalmente reprimidas por la policía y el ejército.
Haciendo énfasis en el carácter aporofóbico y racista de estas redadas que han llevado a la detención de, al menos, 42 mexicanos en el área de Los Angeles, California, esta organización internacional extendió su solidaridad a los migrantes de diversos países (especialmente latinos) que han sido criminalizados, separados de sus familias, encarcelados, torturados y deportados en condiciones inhumanas.
A continuación, el comunicado integro de la Internacional Antifascista – Capítulo México:
Contra la violencia fascista del gobierno de Estados Unidos hacia los migrantes
Desde la Internacional Antifascista – Capítulo México, alzamos la voz con firmeza y dignidad para condenar las acciones represivas del Gobierno de los Estados Unidos contra la población migrante. En las últimas semanas hemos sido testigos de un recrudecimiento alarmante de redadas masivas, detenciones arbitrarias y deportaciones forzadas, dirigidas especialmente contra jornaleros, mujeres, niñas, niños y familias enteras que sólo buscan una vida digna lejos del hambre, la violencia y la exclusión.
Un hecho particularmente indignante ha sido la detención de 42 mexicanos en redadas recientes llevadas a cabo en California y Texas. Muchos de ellos eran jornaleros que contribuian con su trabajo diario al sostenimiento de la economía estadounidense, y hoy se encuentran privados de su libertad, bajo condiciones inhumanas y amenazados con la deportación. Esta criminalización sistemática del trabajador migrante no sólo viola los derechos humanos más básicos, sino que confirma la naturaleza clasista, racista y fascista de las actuales políticas migratorias del imperio.
Estas acciones no son hechos aislados ni errores burocráticos. Son la expresión brutal de una violencia estructural sostenida por una narrativa de odio, donde el racismo, el clasismo y la xenofobia se articulan en discursos y políticas públicas que buscan criminalizar la pobreza y deshumanizar al migrante. Desde la persecución mediática hasta la represión en las calles, lo que vemos es una política de Estado que reproduce los valores más oscuros del fascismo moderno, ocultos tras la retórica de seguridad nacional y control fronterizo.
Migrar no es un delito. Es un derecho humano, una necesidad vital y un acto de supervivencia para millones de personas que huyen del despojo, la violencia armada, el cambio climático o las consecuencias del neoliberalismo global. En cambio, lo que sí es delito-moral e histórico-es la indiferencia, la negación del refugio, la construcción de muros y la instalación de campos de detención que rozan los métodos de castigo masivo.
Denunciamos que estas politicas migratorias se han convertido en manifestaciones fascistas, donde se institucionaliza el miedo al diferente, se militarizan las fronteras y se castiga con crueldad a quienes más necesitan solidaridad. Lo que ocurre en Estados Unidos no es solo una cuestión interna: es un problema global que pone en peligro los derechos humanos y la dignidad de todos los pueblos.
Llamamos a las organizaciones sociales, sindicatos, comunidades migrantes, defensoras de derechos humanos y pueblos del mundo a cerrar filas en la resistencia antifascista internacional. Porque un ataque contra una persona migrante es un ataque contra toda la humanidad. Y porque frente al odio, el miedo y la opresión, seguiremos luchando por la libertad, la justicia y la vida.
¡Ni muros ni jaulas! ¡Alto a las redadas! ¡Libertad a los detenidos! ¡Contra el fascismo, organización y solidaridad internacionalista!