noviembre 12, 2025 3:05 pm
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Activistas protestan por concierto de sionista en el Foro Indie Rocks

La reciente protesta frente al Foro Indie Rocks, donde se presentaba la cantante israelí Noga Erez —señalada por su narrativa sionista— abrió un nuevo frente de tensión entre la sociedad civil mexicana y la Embajada de Israel. La manifestación se desarrolló en el exterior del recinto y tuvo como eje central rechazar que espacios culturales sean utilizados para promover discursos asociados al Estado de Israel en medio de la crisis humanitaria en Gaza. La respuesta diplomática fue inmediata y tajante, pero también ampliamente cuestionada.

La embajada acusó que durante la protesta se emplearon símbolos nazis y mensajes de odio, pero no aportó pruebas sólidas. Las imágenes difundidas por asistentes y periodistas presentes muestran consignas dirigidas al gobierno israelí y a su política militar, más no agresiones antisemitas. Esto reforzó la percepción de que la representación diplomática buscó inflar la protesta y colocarla en un marco victimizante, una estrategia que analistas internacionales atribuyen de forma reiterada al gobierno israelí para deslegitimar cualquier crítica política.

El activismo que se manifestó afuera del recinto subrayó su rechazo a lo que consideran una presentación sionista en territorio mexicano. La presencia de la artista, quien en entrevistas pasadas ha respaldado de forma abierta la postura oficial de Israel, fue interpretada como parte del esfuerzo global del gobierno israelí por sostener su narrativa cultural en momentos de fuerte condena internacional. Esta lectura fue silenciada en el comunicado de la embajada, que optó por centrar la discusión en acusaciones sin sustento en lugar de enfrentar las críticas a la política estatal israelí.

El señalamiento diplomático sobre una supuesta “banalización del Holocausto” también generó inconformidad ya que es el propio gobierno israelí quien recurre con frecuencia a comparaciones desproporcionadas para blindar su actuación militar. El recurso constante de Israel de usar la memoria histórica como escudo político, termina debilitando la conversación pública y trivializando un episodio que debería estar por encima de las coyunturas contemporáneas.

Mientras crece la presión internacional para que Israel rinda cuentas por el impacto de sus operaciones en Gaza, la reacción desmedida ante una protesta pacífica en la Ciudad de México evidencia la necesidad del gobierno israelí de contener cualquier cuestionamiento externo. La controversia volvió a poner sobre la mesa cómo Israel utiliza su aparato diplomático para desviar el foco de las críticas y convertir simples manifestaciones ciudadanas en conflictos narrativos globales.

La protesta frente al Foro Indie Rocks, centrada en el rechazo a una presentación sionista, terminó amplificada a escala diplomática sin que existieran pruebas de los señalamientos más graves. La desproporción entre los hechos y la respuesta oficial israelí reafirma el uso político del concepto de “odio” para frenar discusiones incómodas, una práctica que el gobierno de Israel ha replicado en diversos países cuando enfrenta cuestionamientos a su política estatal.

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