junio 25, 2025 11:29 pm
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Cayó La México: la plaza de toros más grande del mundo admite su derrota

Cayó La México: la plaza de toros más grande del mundo admite su derrota

«¡Ya cayó, ya cayó, esa plaza ya cayó!». Tal como lo vaticinaron las organizaciones animalistas, el 18 de marzo de este año, cuando el Congreso de la Ciudad de México (CDMX) creó e hizo obligatoria la figura de las corridas de toros libres de violencia, ha sido la propia industria taurina la que ha tenido que admitir su naturaleza cruenta y reconocer que el núcleo de sus prácticas no son las danzas, la comida, el vestuario, las cualidades atléticas del esquivar, ni la «poética» de la lucha, la vida y la muerte, y menos aún la conservación animal -como por años insistieron en argumentar en cada debate sobre abolicionismo-, sino que el fin y base de su negocio es la violencia, la literal tortura y ejecución de los toros (acompañada del riesgo para los caballos), y es tal su incapacidad de desarrollar su llamado «arte», sin incurrir en practicas contrarias a los avances legislativos en pro de los derechos de los seres sintientes y la cultura de la paz, que han tirado la toalla y emitido un comunicado en el que dicen que les es «inviable celebrar eventos taurinos» bajo la nueva legislación.

«La reforma representa una prohibición a la tauromaquia, pues elimina elementos esenciales de la misma y conlleva un cambio estructural que altera profundamente la naturaleza de la corrida de toros. Adicionalmente, es técnica y juridicamente inviable llevar a cabo el denominado «espectáculo taurino sin violencia», dice el comunicado publicado por La México el día de ayer, 24 de junio.

La admisión de la mayor plaza de toros en el mundo (con capacidad para 42 mil personas sentadas) de su derrota ante la reforma votada en marzo por 61 legisladores -sin abstenciones y con el único voto en contra del diputado Pedro Haces Lago, quien es hijo del político y empresario Pedro Haces Barba, apodado Don Bull por ser el apologista más fuerte en México de la tauromaquia-, ha sido motivo de celebración por parte de defensores de animales dentro y fuera del país, pues a pesar de contener advertencias de que el lobby taurino seguirá tratando de influir a las autoridades, el rechazo de la ciudadanía capitalina a las corridas de toros ronda el 75% (según encuestas como la realizada por Enkoll, en días previos a la votación de la reforma) y tiende al aumento en gran parte del país, especialmente en la zona metropolitana (por poner un ejemplo de otra entidad, en la capital de Puebla, en 2020, el rechazo era de 80%).

Otro elemento que ha causado regocijo entre quienes luchan contra la violencia hacia los animales, es el curioso hecho de que este comunicado fue emitido un día antes del Día Mundial Antitaurino, una fecha en la que, alrededor del mundo se realizan acciones para fomentar la abolición de la tauromaquia y el desmantelamiento de los argumentos falaces con los cuales sus promotores tratan de mantenerla vigente, y de los cuales podemos encontrar ejemplos en el texto de La México:

1.- La supuesta «protección» que la tauromaquia brinda al animal: El documento reprocha que «esta reforma que se presenta bajo el argumento de protección animal, tendrá como consecuencia justamente la desaparición del toro de lidia, una especie cuya existencia depende exclusivamente de la práctica taurina», cuando en realidad no existe una especie llamada toro de lidia, pues el denominado ganado de lidia es más bien un integrante de la especie Bos taurus, al igual que otros toros domésticos, cuyos individuos han resultado de cruces y/o diversificación de especies aún anteriores que fueron seleccionadas por su talla y que se han mantenido mediante mestizajes muy constreñidos por los intereses taurinos, y que ni siquiera cumple a la totalidad con las características taxonómicas básicas para ser considerado una raza autónoma, ya que no existen caracteres morfológicos propios de los toros de la hipotética raza de lidia y los caracteres diferenciadores psicológicos que se le suponen a la hipotética raza de lidia no parecen perpetuarse de forma regular con la herencia.

2.- La supuesta «defensa de la mexicanidad«, aún cuando las bases romanas de la tauromaquia parten del enaltecimiento de la utilizar a los toros como elementos para martirizar a los conquistados y celebrar la fortaleza conquistadora, y la hispanidad es un valor máximo de la tauromaquia y sus particularidades regionales perpetúan las nociones de que lo mestizo y lo indígena son culturalmente inferiores.

Finalmente, el hecho de que la inconformidad taurina tiene que ver menos con la perdida de la «libertad cultural» que argumentan y más con la perdida del privilegio de ser exentos de las leyes de protección animal, queda evidenciado en que la disposición legal que dicen les hace imposible realizar corridas simplemente establece que los espectáculos taurinos pueden hacerse mientras sean libres de violencia, es decir: en faenas de máximo 10 minutos, sin permitir la muerte del toro dentro y fuera de la plaza, cumpliendo que el toro regrese a su ganadería, protegiendo los cuernos del animal y sin usar banderillas, espadas ni lanza.

Son ellos mismos quienes lo admiten: les es «inviable» vivir su «cultura» bajo una legislación que simplemente les pidió no matar.

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