La ira y el clasismo desenfrenado, reafirma necesidad de reforma judicial

La Columna del Hablador

Por Emilio Sebastián

No es secreto para nadie que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, junto con millones de mexicanes hemos exigido durante décadas una reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF). Hace nueve meses AMLO hizo público que buscaría reformar dicho poder y desde entonces, la derecha, el clasismo, y la violencia en el Poder Judicial ha «sacado el cobre».

Durante todos estos meses, muchas y muchos integrantes del Poder Judicial han mostrado ser personas peligrosas e inclusive, pone en duda si tienen el mejor perfil para ser parte de un sistema que se supone que busca justicia en favor de la ciudadanía y esto refuerza la necesidad de dicha reforma.

Hace unos días, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, el morenista Gerardo Fernández Noroña fue víctima de un ataque, e inclusive dijo que la agresión era más que nada al cargo que ostenta.

Este ataque no ha sido aislado, sino que en distintas partes de la república se han registrado agresiones de todo tipo, como por ejemplo; el presidente de México, Andrés Manuel, en días pasados, fue vícitma de una agresión, por parte de un integrante del Poder Judicial, el mandatario ha tratado de minimizar esta agresión e inclusive dijo que no se tenían que tomar represalias.

Pero, ¿Qué hay detrás de este ataque?, hay odio, resentimiento, agresividad, peligro, por ejemplo, en redes sociales, se han recuperado mensajes de personas que apoyaron este ataque y son sumamente preocupantes, algunos mensajes que se leen son: «Lo malo que no le atinó», «le hubieran pegado con algo más fuerte» o uno aún mucho más peligroso «Por qué?no lo m@t0 dios 🙏🏻».

Y esto me llevaría a intentar realizar la siguiente pregunta, si le hicieron esto a funcionarios públicos de alto nivel, ¿Qué le podrían hacer a cualquier otra persona? Y bueno, la respuesta también la tenemos.

El pasado 16 de agosto trabajadoras y trabajadores del sexto circuito del Poder Judicial de Puebla, acudieron para sabotear un foro en el que iba a estar la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Lenia Batres, además, aprovecharon la ocasión para llevar acabo un acto de violencia y golpear a las y los organizadores del foro, justo cuando les habían autorizado el acceso al mismo.

A esto le podemos sumar que el pasado 25 de agosto, integrantes de este mismo circuito, en el que habían juezas, jueces, magistradas y magistrados, agredieron a familiares de Paulina Camargo y otras víctimas de desaparición forzadas, inclusive hicieron uso para sus fines siluetas que representan a mujeres vícitmas de feminicidios o desaparición forzada, sin importarles las vícitmas y sus familias, y cabe recalcar que estas personas son las juzgadoras de Puebla, han mostrado un desensibilización y agresividad impresionante, tanto con la ciudadanía, víctimas y familias.

No conformes con esto, en una de las últimas movilizaciones que realizaron el pasado 19 de septiembre, demostraron que su nivel argumentativo anda bastante por el suelo, por ejemplo; insisten en que hay un dictadura y que se ha instaurado en México, eso a pesar que se han manifestado sin complicaciones, e inclusive, las fuerzas de seguridad les han apoyado. A esto, se puede sumar que terminaron dicha marcha arrojando huevos a la fachada del Congreso de Puebla.

Ya sea en Puebla o en el resto de México, ha salido a relucir el clasismo que parece estar incrustado en buena parte del Poder Judicial, cuestionando las capacidades del pueblo, que si el pueblo es ignorante, manipulado, con un conocimiento inferior y que únicamente desde el Poder Judicial se sabe lo que se puede hacer.

Urge sin lugar alguna la reforma al Poder Judicial, urge una justicia pronta y expedita para las mayorías, urge una reestructuración a este podrido poder.

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