Una obra atemporal: El guardián entre el centeno de Salinger

La experiencia de Holden es una, quizá,  universal. El desasosiego por el futuro, la incertidumbre, la duda y el sentimiento de incertidumbre. Una experiencia atemporal, lo reafirmó Matt Salinger, actor e hijo del escritor de El guardián entre el centeno, quien ahora lleva parte de los relatos de su padre y su propia experiencia a nuevos y viejos lectores. 

Durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Matt llegó a una de las salas y se sumergió en el pasado y el futuro: pensando en su padre y su legado. Décadas después de la publicación de su obra cumbre, J.D. Salinger se ha sostenido como uno de los referentes de la literatura universal y esto se debe, precisamente, a los temas imperecederos. 

La historia de Holden es una a la que muchos se han aferrado y encontrado una especie de entendimiento. Sin importar la edad, el trayecto de este personaje sirve de espejo para algunos de sus lectores: “Trata de entender cuál es su lugar en el mundo,  cuál puede ser su camino (…) ¿quién no siente eso?”. 

“Cuando estaba en China en otra feria del libro, un hombre de 65 años, que acababa de retirarse, decía ‘me siento como Holden ahora, me siento perdido también” explicó, un poco entre risas Matt, para desmontar la idea de que la ansiedad y la búsqueda de identidad solo ocurren en la adolescencia o temprana adultez. 

De cierta manera, la obra fue adelantada a su época de publicación: unos años 50 que salían de guerras para entrar a otras, con crisis económicas y cambios acelerados. Años en los que por supuesto los problemas de salud mental existían pero no a la intemperie sino ocultos y enterrados. 

De ello la trascendencia, a la que, claro, Matt no se aferra y piensa que su padre tampoco lo haría. Desde el canon, recordó, se consagra usualmente a los autores hombres blancos, algo que Salinger era; el que existan nuevas narrativas que irrumpan con lo establecido y se derivan nuevas formas de escribir es indispensable. J.D. Salinger siendo desplazado, no es un escenario que tema, aunque espera no llegue pronto. 

Esta firmeza es en la que también se ha mantenido Matt para respetar el legado de su padre, lo que incluso su negativa por permitir que la obra del escritor sea adaptado a formatos de teatro o cine: “Para mi padre, la relación lector y escritor era sagrada (…) razón por la que estaba en contra de adaptaciones”. 

“El decía que escribía el teatro de la mente del lector. Quiere que el lector escoja a cada actor, que los vista, que los caracterice…”

La obra de Salinger quizá nunca vea la luz en pantallas o teatro, pero desde su expresión inicial continuará cautivado a sus lectores, invitándolos a la introspección y ofreciendo personajes tan familiares como un amigo o familiar. 

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