Con libros y cartulinas en mano, en el mes de mayo, estudiantes y profesoras del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la BUAP realizaron una marcha por la memoria y por el impulso al legado de Elena Garro, para que la estatua de la autora de “Recuerdos del porvenir” fuera rescatada de la invisibilización, las pintas y saqueos que estaba sufriendo en la calle 5 de Mayo, y recibiera un nuevo hogar frente al corazón de la máxima casa de estudios de Puebla, en medio de las escuelas de quienes aman su obra y tienen la disposición de proteger su efigie.
La lucha de las Elenistas de los cursos de Géneros Periodísticos y del Seminario de Periodismo Cultural, al igual que del cuerpo académico del Margen al Canon Literario Hispanoamericano tuvo frutos: ayer, lunes 29 de septiembre, Elena llegó a la Plaza de la Democracia, para sentarse de manera perpetua entre los árboles que dan sombra diaria a miles de universitarios y ante las puertas de dos edificios llenos de historia, la iglesia de La Concordia y el Carolino, núcleo espiritual de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
El cuerpo de bronce de Elea ya está en un nuevo y digno hogar. Aunque llegó envuelto en un plástico negro que lamentablemente, en esta Puebla de desbocada violencia, evoca miedo y abre confusiones tétricas que, este martes, movilizaron a la policía por el temor de que una víctima sin vida hubiese sido abandonada en este punto tan conocido del Centro Histórico; las aclaraciones de las estudiantes y sus profesoras que ayer posaron con su nueva compañera de cuadra, despejaron las dudas y quitaron el mal sabor del inapropiado embalaje; volviendo al ánimo de los preparativos para lo que viene: una futura revelación con pompa y fanfarrias, que será acompañada por un festival cultural que ya han comenzado a preparar.
Elena Garro ya está lista para ser mostrada en todo su esplendor: sentada al lado de boleros y literatos en formación; a unos pasos del balcón en el que Ignacio Madero dio un discurso clave para la Revolución; en el día a día de una comunidad universitaria que tiene claro el vital papel que ella jugó en las letras del siglo XX; resignificada por la pasión que despierta en las generaciones que crecieron alimentadas por su obra.










