Nueve piezas permanecen sin un orden particular; retratos que reconfiguran un recuerdo y, al mismo tiempo, lidian con un ciclo de violencias de años: “se trata de una carta de despedida hacia su familia materna”, nos describe Zoé Plata, artista que rompe el silencio impuesto para finalizar cualquier complicidad.
En 2021, Zoé es víctima de abuso por parte de uno de sus primos; la familia no responde, ni acompaña y sucede lo que, desgraciadamente suele ocurrir en situaciones similares: censura y desconocimiento. Frente a todo ello, Zoé se desprende de aquel pacto patriarcal heredado. Habla, denuncia, transforma.
Una serie de cuadros surgen de este proceso, cuadros que retratan a sus abuelos, a su mamá y tres autorretratos. Algunas piezas son interactivas, nos contó la creadora, frente a obras inclinadas, reflejas en un espejo en el suelo. Otras con lienzos mezclados entre rojo y negro, y facciones que capturan momentos intimos.
Todas son reinterpretaciones, nos recordó Zoé, pues aunque la exhibición se orgina en fotografías familiares, ella transforma los momentos para hacer un archivo personal con el que ella decide quedarse: “Es un acervo de mi familia materna, de algo que yo quiero preservar, que me quiero quedar y hasta ahí se va a quedar”.
El proceso artistico y personal fue plantenteada para llevarse a cabo en 6 meses, no obstante, el tiempo redujo mientras el proceso de acompañamiento psicologico ocurría y la artista comenzó a reconocer más tipos de violencias ocurridas durante su vida y perpetradas por la misma familia.
“Fuí desbloqueando más recuerdos”, nos relató la artista en las salas de exhibición, explicando que llegó a identificar situaciones como tocamientos indebidos de tíos maternos: “Desafortunadamente muchas situaciones de abuso suceden en el mismo círculo familiar (…) casi todo se da en la misma familia”.
El proceso complejo, doloroso termina convertido en denuncia, no solo de la propia situación vivida por la creadora, sino de la familia que solapó e ignoro el llamado de auxilio: “Me dijeron ‘no te vamos a apoyar, estas inventando todo’” externó la creadora, quien a pesar de ello, antepuso su experiencia y señaló a los violentadores.
Al final, las “Cargas y herencias” se dejan; el recuerdo perdura pero la expresión y denuncia se alza ante todo para ofrecer el acompañamiento que Zoé quizá no tuvo pero desea dar: “Muestro una parte vulnerable de mí porque quedé sin familia. Para mi es como darte la mano a tí, compartir y conectar como en la búsqueda de una segunda familia” .
“Cargas y Herencias” permanece en las salas de Eco Espacio, hasta el 10 y pronto viajará a salas artísticas en Querétaro. Mientras tanto, las obras permanecen al público y a la venta.