octubre 14, 2025 6:06 pm
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Reclusos de León debutan como actores en el Festival Cervantino

El arte ha impactado detrás de los muros del Centro de Prevención y Reinserción Social (Ceprereso) de León, donde por primera vez, 27 internos se adentran en una experiencia escénica. Esta obra teatral creada y protagonizada por personas privadas de la libertad forma parte del programa oficial del Festival Internacional Cervantino 2025, uno de los encuentros culturales más importantes de América Latina.

Los internos interpretarán una adaptación de 90 minutos del clásico El otro Otelo de William Shakespeare. En esta versión, algunos elementos de la obra son modificados: no hay muerte ni tragedia al final, sino perdón y reconciliación. La puesta en escena, grabada dentro del penal, se sumará al programa oficial del Cervantino, con proyecciones los días 16 y 17 de octubre en las escalinatas de la Universidad de Guanajuato.

El proyecto es resultado de 90 días de trabajo colaborativo. En el que personas sentenciadas por homicidio, extorsión, robo, delitos contra la salud, e incluso personas encarceladas injustamente, se unieron para la construcción de su propio escenario con materiales reciclados y cosieron los vestuarios con el apoyo de la Universidad de Guanajuato y del Sistema Penitenciario estatal.

Después de un arduo trabajo que iniciaba desde las 5:00 de la mañana para alistarse y ensayar, la cancha de básquetbol del penal se acondicionó para ser un teatro temporal, donde alrededor de 150 internos disfrutaron de la obra, donde rieron y aplaudieron a sus compañeros de celda. El director general del Sistema Penitenciario de Guanajuato, Julio César Pérez Ramírez, explicó: “Todo fue hecho por ellos: escenario, telón, utilería. El arte se ha convertido en un eje fundamental de la reinserción social”.

Uno de los protagonistas llamado Edgar, que ha pasado por 23 prisiones entre Estados Unidos y México, a dos años de su libertad, habló sobre la influencia del teatro en su vida para no reincidir: “Esta vez saldré para cambiar de vida y no regresar”. Sergio, otro participante, relató que su hija lloró al verlo actuar, a lo cual añadió: “Pensé que mi vida había terminado, pero el arte me devolvió esperanza”.

Además, enfrentaron estigmas dentro del penal, pues quienes interpretaron personajes femeninos, como David y Francisco, comentaron: “No es fácil ser mujer; nos quisimos meter en este papel para darle un mensaje a las mujeres… desde aquí queremos transmitir un mensaje de respeto”.

La directora del proyecto, María Guadalupe Moreno, conocida como Maestra Lupa, expresó que el proceso fue un aliciente que permitió un cambió a la conducta y perspectiva de los internos. afirmando que prendieron disciplina, empatía, respeto y que el arte puede ser un lugar para sanar, incluso en los espacios más difíciles.

Esta obra en el Cervantino es un paso a la inclusión y a la cultura penitenciaria en México, al demostrar que el arte puede ser una herramienta de reinserción social y transformación. Esta experiencia trascendió más allá de las rejas, pues los participantes coincidieron en que sus vidas cambiaron después de la obra.

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