En el marco de las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, la subdirectora del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, Rosa María Licea Garibay, comenzó la mesa “Arte, Historia y Resistencia: Mujeres que Transforman”, destacando el trabajo de las participantes, Gabriela Farías, Gabriela Jiménez Bandala, Liz Mejorada y María Guadalupe Huerta Morales, cuyo trabajo es referente para entender la importancia de la defensa de los derechos de las mujeres, el rescate de las técnicas y saberes, las luchas por las jóvenes en regiones golpeadas por la delincuencia y la revaloración de investigadoras, científicas y académicas opacadas por prejuicios patriarcales.
Así, para la primera intervención, la artista Gabriela Farías Islas, su experiencia en el mundo del arte que, a pesar de ser dominado por hombres, las mujeres han podido crecer pese a la falta de “palancas” dadas por la sociedad de las que gozan sus compañeros: “Buscaba la manera de estar en espacios, siempre había hombres. Cuando cambié mi práctica artística para incursionar en lo textil, tuve un panorama diferente que me abrió puertas”, comentó Gabriela, recordando cómo se acercó a las mujeres de su familia dedicadas a la técnica de tejer. Al lado de su vuela, primas y tías, aprendió a tejer y a “ser parte de un círculo donde se resuelven cosas”. De este modo, Gabriela se ha desenvuelto como una artista rebelde, cuyos trabajos trascienden a las galerías de arte y talleres con enfoque social.

En la misma mesa, la activista Liz Mejorada remarcó que, desde hace muchos años, se ha excluido de las aulas y la academia a creadoras y profesionistas mujeres para privilegiar las obras de hombres, “pero no de cualquier hombre, uno muy específico, nos enfrentamos a un mundo en el que nos han ido formando y debemos ir combatiendo”.
“Nosotras como feministas debemos reconstruir las propias leyes y herramientas en nuestro país, tenemos un marco para pensar el gobierno construido por un grupo de hombres. El movimiento feminista, desde hace cuatro décadas, ha intentado transformar esas realidades y crear un arquetipo y tener leyes como La Ley de Acceso a una vida libre de violencia, afirmó Liz, añadiendo que México ha jugado un rol importante, como lo es la lucha de Marcela Lagarde, a quien identifica como la persona que acuñó el término legal de “feminicidio” y su tipificación en los marcos legales.
Posteriormente, la académica Gabriela Jiménez arrancó su ponencia remarcando que, en las distintas áreas de la academia, no se lee a las mujeres pese a contar con grandes aportes a la Filosofía y las Ciencias Sociales, alguien tiene que comenzar a leernos, por eso mi trabajo ‘filósofas desafiando al círculo’, es darles voz a filósofas mujeres latinoamericanas en esta disciplina”.
La reflexión de Gabriela en su área de trabajo era la importancia de la perspectiva de género, “conocer las obras de mujeres maestras frente a grupo que quieren hacer investigación en esta área de conocimiento. Mi intención es abrir esas lecturas. Nosotras tenemos que enfrentar el desafío de justificar que las mujeres en México si hacemos filosofía y podemos abonar a esta”.
El otro enfoque es cómo incluir las obras de mujeres a la bibliografía que sustentan los cursos en la licenciatura: me di cuenta que mi bibliografía era de autores hombres y no había autoras, y este proyecto es para hacer evidente la producción en esta área en específico”, dijo, añadiendo que se necesita también estimular a las alumnas en ir por áreas hasta ahora dominadas por hombres, como los es la filosofía de la ciencia.
En la última intervención, María Guadalupe Huerta Morales no tuvo miedo de hablar de la situación de las mujeres viven en las zonas en conflicto por la extracción de combustible de manera ilícita, también conocida como huachicol, En un pueblo de Palmar de Bravo en Puebla, muy cerca del tren, en los últimos años, la delincuencia organizada en el ‘triángulo rojo’ ha golpeado a los habitantes pero en especial a la niñas, quienes ven morir el campo y sólo pueden cursar hasta la primaria en su región.
“En el pueblo hay muy pocas oportunidades educativas, quienes quieren estudiar deben emigrar a las ciudades cercanas. Una, escuchando a mis sobrinas, empieza a reflexionar”, recuerda María Guadalupe, quien citó un ejercicio con las niñas, quienes realizaron dibujos para pedirle a las autoridades locales una biblioteca, pero también una escuela con baños, “eso es construir ciudadanía, aprender los canales institucionales. Es muy difícil transformar eta situación de violencia, pero darles un espacio a las niñas y a los pocos niños que asisten, se logra que sientan que son escuchados. La mayor parte de los usuarios son niñas después de sus labores en el campo, los niños no, porque van a realizar otras actividades. Es un contexto complicado, pero es una manera de resistir con un enfoque de amor”.
Las mujeres han participado políticamente a lo largo de la historia de la humanidad, pero se han negado a conocerlas y se ha puesto por delante la figura de un hombre
