Un día por allá en 2021, la idea de un mercadito centrado en la creación de espacios para el arte diverso, la expresión y la rebeldía económica comienza a tejerse; Abi y Alec se sentaron un noche para planear, bajo una luna, lo que sería un sitios que vincula la cultura con el emprendimiento y creatividad poblana.
“Es un espacio para creadores”, comienza Abi a explicar. “Donde se promueve la autogestión, el arte y la inclusión”. Alec, agrega y hace hincapié en la esencia del espacio: la diversidad “como que esta palabra se entienda”: “diversidad de personas, de forma de expresión.
Les otres.
Y es que, rodeados de representaciones hegemónicas y de canones artísticos, espacios como este representan una apertura para la creación y la expresividad en todas sus facetas y formas. Adentrarse a los pasillos de Mercadito Lunar es un encuentro con la pluralidad desde la música, las telas, las piezas, bolsas, grabados, y más.
“Ambes estamos de alguna forma involocrades en el arte, en las representaciones artísticas y pues queriamos que se tuviera esta idea del fomento al arte” nos contó Alec, quien también recordó que el proyecto partió de lo esencial, es decir, el sustento económico en medio de un panorama complejo y desigual: “Empezó a partir de a pandemia. Abi es mi mejor amigue y ambes nos quedamos sin trabajo entonces empezamos a buscar forma para auto-emplearnos (…)”.
Mercadito Lunar se fortalece con las voces de sus participantes quienes ya han formado una comunidad estrecha y un espacio seguro. Como bien nos contó Alec, la idea partió de la necesidad, e incluso de la misma inseguridad. Tras un asalto, ambos comenzaron a acercarse a distintas formas de emprender hasta llegar al formato de bazares.
Pero el planteamiento no se detuvo aquí. Y es esto lo que está caracterizando a los mercaditos y ha constituido un concepto distinto: cada espacio tiene una identidad propia, tanto colectiva como individual. El transeúnte que se acerque a Mercadito Lunar, hallará una comunidad y un enfoque alternativo y contestatario.
Nuestra idea no es hacerlos solo por nosotres (…) al final el mercadito la banda a la que va orientada es la banda de la comunidad LGBT, neurodivergente y disca”
La suma de talleres y actividades culturales convierte a este espacio en un proyecto social y cultural, que da cabida a las voces disidentes. Esto ocurre, desde la economía solidaria, un modelo que prioriza la creación de comunidad y autogestividad; en una economía individualista, desigual e incluso violenta, espacios como Mercadito surgen como una contra postura y una alternativa asequible.
Mucho de lo que es el mercadito solo es un reflejo de lo que nosotros, queremos, buscamos, nos atraviesa (…) si ves el Mercadito, también nos estas viendo a nosotres”
Mercadito Lunar ya ha cumplido tres años y es notorio el crecimiento que, como red y comunidad, han formado. La conexión entre sus expositores y quienes visitan, es ahora un elemento esencial para que el arte, la expresión diversa y la convivencia ocurran. En la búsqueda de disyuntivas, estos proyectos son necesarios y un modelo que inspira para crear y enfrentar modelos capitalistas.