Poco más de tres millones de visitas en menos de un día y miles de personas conmovidas en redes: la presentación en el formato Tiny Desk de 31 minutos ha reforzado y recordado su ya muy bien establecido legado, marcado por su creatividad, irreverencia, crítica y musicalidad.
El estreno de uno de los Tiny Desk -este formato de concierto íntimo en el que los artistas más reconocidos de la escena han puesto ha prueba su habilidad- ya ha dejado muchas lágrimas y nostalgia entre sus escuchas, quienes en su mayoría crecieron viendo este programa de la mano de sus protagonistas títeres.
Pero no todo fue recuerdo y añoranza; como era de esperarse, los creadores detrás de este simpático programa no se guardaron las denuncias y señalamientos políticos, algo que siempre los caracterizó desde sus inicios y a lo largo de sus temporadas.
En su participación no perdieron la oportunidad para señalar las políticas de Trump, cuando, a minutos del inicio de su concierto, Tulio explicó que era la primera vez de 31 Minutos en Washington, añadiendo de manera sarcástica que coincidentemente era “exactamente el tiempo en el que expiran nuestras visas de trabajo” por lo que debían apurarse en presentar.
Tras presentar la icónica, Bailan sin Cesar, un títere desconocido, agente del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos o ICE apareció para acechar a los personajes mientras estos cantaban y tocaban sus instrumentos.
Claro que, con su humor y sátira, el reportero estrella Juan Carlos Bodoque, explicó que no había de qué preocuparse: “Es solo un amable señor que se quiere asegurar de que volvamos sanos y salvos a casa”. Aquí también se dieron la oportunidad de añadir un guiño de la famosa serie Better Call Saul (precuela de Breaking Bad), explicando que buscarían un abogado en caso de cualquier inconveniente.
Pero la presentación de este Tiny Desk no solo fue meticulosa en estos aspectos: los músicos y creadores del programa también plasmaron su creatividad al vestirse con playeras de su escenario y ambientación, simulando un camuflaje que quizá, en sí mismo, los ayudaba a no ser “detectados” por el agente de ICE.
Durante todo su contenido publicado a lo largo de los años, que incluye temporadas y discos musicales, 31 minutos se ha caracterizado por abierta intención de abordar temas sociales, ambientales y políticos, vertidos en canciones y segmentos que marcaron a toda una generación, no solo en Chile sino en toda Latinoamérica.