Un incremento en la prohibición de libros en Estados Unidos ha sido evidente en los últimos años, dicha veda ha sido principalmente en su sistema educativo. En el más reciente informe de PEN America, (organización dedicada a la defensa de la libertad de expresión), detectó que entre 2024 y 2025 alrededor de 6,870 libros fueron retirados o censurados de institiciones educativas, afectando a 2,308 autores, 243 ilustradores y 38 traductores.
El fenómeno ha influido en 45 estados, con un total de 22,810 títulos retirados, y que ha ido en aumento desde 2021, la cifra estimada son evidencia de la evolución de políticas conservadoras que pretenden limitar el acceso a obras literarias consideradas “controversiales”.
De acuerdo con el informe “Vetado en Estados Unidos” Florida, Texas y Tennessee reúnen el 80% de las prohibiciones, especialmente Florida, que actualmente es gobernada por el republicano Ron DeSantis, encabezando la lista con 2,304 libros vetados, respaldándose en leyes que limitan materiales que aborden temas sexuales o vinculados a la comunidad LGBTQ+.
Dentro de las obras más destacadas que se han eliminado de las bibliotecas escolares se encuentran El diario de Ana Frank, Ojos azules, de Toni Morrison y El cuento de la criada, de Margaret Atwood. Asimismo, el libro más prohibido fue La naranja mecánica, de Anthony Burgess, en tanto que Stephen King (crítico frecuente de la derecha estadounidense) suma 206 casos de exclusión, convirtiéndose en el autor más censurado.
The Guardian señaló que la mayoría de los textos prohibidos son escritos por mujeres, autores no blancos o personas LGBT, que abordan tópicos como el racismo, la historia o la equidad de género. Además, se han retirado libros de divulgación científica que hablan sobre la crisis climática, la evolución o la pandemia de covid-19, temas rechazados por sectores conservadores.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) en Florida expresó a favor de la libertad intelectual: “Queremos una Florida donde los líderes defiendan la libertad de expresión, no que la castiguen”.
El Departamento de Educación intentó revisar estas medidas y su legalidad en el gobierno de Joe Biden, sin embargo, tras la llegada de Donald Trump, el proyecto fue cancelado, ya que negó la existencia de censura y determinó que la exclusión de los libros en las escuelas sea decisión de los estados.
Aunque en el nuevo informe, PEN America reportó menos libros prohibidos en el que el año anterior, la censura se expande cada vez más, pues el gobierno se ha respaldado en proyectos y leyes que buscan determinar los contenidos considerados como “dañinos para los niños”. Pese a sus premisas, tales acciones han sido consideradas como un mecanismo de control ideológico en las aulas de Estados Unidos.