”A mi me costó mucho trabajo utilizar la palabra escritora”, expresó la escritora Cristina Rivera Garza , cientos de personas expectantes al por qué y al cómo de su identidad y sus obras.
Así comenzó una breve ronda de preguntas en un encuentro entre la creadora y jóvenes inspirados o curiosos, entre las cuestiones surge la importancia de nombrarse.
Como Cristina lo relató ser escritora “sigue siendo complicado pero ya no es la rareza de antes”, hoy se nombra con más facilidad y, aún, existen restricciones contextuales, surgidas de las condiciones económicas, del prejuicios a las arte como oficio o del propio patriarcado que no considera a mujeres en el ámbito.
Cristina solo logra decirse escritora años después de numerosos escritos en una situación particular que involucra colectividad: narró así que responde a la pregunta de su profesión a borde la frontera, junto a personas que la acompañaban para realizar un taller del otro lado: “No es una coincidencia que esa declaración ocurriera en compañía y en un momento de fricción.
En una emergencia”, describió; porque la colectividad es clave en la escritura como distintas veces recalcó en el conversatorio en el marco de la FIL Guadalajara.
Desde la compañía logra decirse con firmeza su profesión, no solo a las personas frente a ella sino a sí misma. Porque nombrar es político. De una manera similar, Cristina habla de su escritura siempre, o en su mayoría, en español.
El proceso es siempre en su idioma a pesar de que ha radicado por bastantes años en Estados Unidos; el inglés ha sido un punto de encuentro pero, pese a su habla e historia personal con este idioma, el español va primero. “Si creo que hay insistir que el español es una lengua de trabajo, creatividad y reflexión …que es fundamental”, describe conectando la historia de todo un colectivo nacional.
“Hay que insistir…es posible seguir teniendo una relación muy viva con la tradición Latinoamericana”, especialmente en el clima de tensión actual.
“Insistiremos, los vamos a seguir haciendo y nadie nos va a sacar de ahí”
Literatura terapéutica y justicia
Ante la pregunta de si la autora consideraba a la literatura como una forma de terapia, Cristina remarca la colectividad una vez más: “Necesitamos un lenguaje para poder sanar”. Cristina no necesariamente piensa que la literatura o el proceso de un texto es terapéutico porque “El verdadero alivio tendría que ser la justicia”. Cuando eso ocurra, estaremos sanado”, expresó enmarcado en la cuestión con “El invencible verano de Liliana”.
Lo cierto, sin embargo, es que a través de la conexión con las personas, el diálogo, el encuentro tanto de la autora como de los lectores con Liliana al leer, puede existir ese aspecto terapéutico necesario para asimilar y también denunciar.
“No tenía idea que Liliana iba a see abrazada con tanto cariño”, expresó la escritora que ahora puede hablar con más fuerza sobre la joven que hoy acompaña las portadas de miles de libros y sus lectores.










