El departamento de Seguridad de Estados Unidos (DHS) ha vuelto a hacer una publicación cuestionable y cada vez más preocupante, aunque no sorprendente: esta vez se trata de la pintura de nombre “American Progress” (Progreso Americano en español) del autor John Gast.
La publicación se hizo con la descripción “Un patrimonio del que estar orgullosa, una patria que vale la pena defender” a la que se añadió la imagen de la pintura y, por supuesto, no es una elección azarosa sino una con una carga ideológica alarmante.
American Progress fue elaborada por Gast en 1872 con el fin de ilustrar lo externado en “Destino Manifiesto”, una doctrina que proponía el expansionismo del territorio estadounidense por tratarse de una “nación elegida”. En otras palabras, una supuesta “justificación” para la colonización de otros espacios.
La pintura, retrata a una mujer -Columbia- representación de Estados Unidos, trasladándose hacia al oeste y guiando a la “civilización”; en el proceso, grupos indígenas se desplazan, huyendo de quienes llegan.
La elección de la DHS no es novedad, dado sus historial en los últimos meses con el que continúan una campaña de criminalización contra los migrantes, llegando hasta la deshumanización y la violencia que se ha manifestado en los últimos meses en el país del norte.
No obstante, es cada vez más preocupante el resurgimiento de las ideas que se creían haber dejado décadas atrás, después de numerosas luchas sociales y colectivas que han buscado el respeto a los derechos y la dignidad humana.
La recurrencia a las artes, la cultura y el entretenimiento para normalizar los discursos del conservadurismo y el supremacismo blanco se han visto con más claridad en los últimos meses. Desde comerciales, música y ahora reminiscencia de obras que, en realidad, deberían ser un recordatorio histórico de los peligros de un retorno al fascismo.