Al finales del mes de julio apareció un Labubu gris vestido de rojo al pie de la tumba de Karl Marx, en el cementerio de Highgate, Londres, un hecho curioso, cuyo autor permanece anónimo y que desató diversas reacciones en las redes globales. Por un lado están los que sostienen que es un acto satírico que pretende burlarse del cuerpo teórico del autor o de la praxis del comunismo chino, mientras que otros opinan que es una intervención artística con el fin de honrar su legado. Lo cierto es que hasta la fecha se desconoce la intención, pero es innegable el impacto mediático que tuvo esta inesperada imagen que sirve para abrir debates sobre el estado actual de la política y la economía de China, así como sobre el capitalismo y el arte.
La fotografía de un muñeco Labubu sobre la tumba del filósofo Marx le dio la vuelta al mundo a través de las redes sociales, generando diversas reacciones y abriendo un debate entre los internautas, algunos afirman que el pobre Marx estaría revolcándose en su tumba a raíz de este acto tan ruin, mientras que otros coinciden en que es justo lo que el comunista difunto hubiera querido, incluso la Embajada China compartió el post a través de X y esto ha llamado la atención de los medios ¿China se burla del comunismo?.
El fenómeno de los Labubu se desató en abril de 2024, cuando Lisa, una integrante del grupo musical BLACKPINK posteó en su Instagram una foto con este elfo, encendiendo así la chispa de lo que se convertiría en una explosión en redes sociales y catapultando a este muñequito a la fama.
Es un personaje creado en 2015 por el artista belga-hongkonés Kasing Lung como parte de su serie de ilustraciones The Mosters, que toman su inspiración del folclore nórdico y los cuentos de hadas europeos.
Su peculiar diseño, caracterizado por cuerpos peludos, ojos prominentes, orejas puntiagudas y una sonrisa con nueve afilados dientes que aporta un aspecto pícaro y tierno a la vez, obedece a una tendencia denominada «ugly-cute» que combina elementos visualmente incómodos con otros más tiernos, generando un sentimiento de ambigüedad. La necesidad de mostrar el lado grisáceo del mundo y de ir contra las estéticas contemporáneas forma parte de la autenticidad de las nuevas generaciones que se ve reflejada en Labubu.
Pero su magia no solo se encuentra en el diseño, es todo una experiencia, porque las cajas sorpresa añaden emoción y atraen a los coleccionistas a través de los vídeos de unboxing, generando también cierto fanatismo por estas criaturas, en pocas palabras, el mayor atractivo de este modelo de ventas es la emoción de abrir un juguete sorpresa.
Aunque inicialmente fueron producidos por How2Work, el despegue ocurrió en 2019, tras firmar un contrato con la empresa Pop Mart, especializada en «blind boxes». Las blind boxes o cajas ciegas basan su estrategia en que el comprador no sepa qué figura se está llevando, puede tener una idea a partir de las opciones que haya de cada línea, pero no sabrá cuál es a menos que adquiera y abra la caja, pero eso no es todo, hay un plus, porque aparte de las opciones también viene un personaje secreto, lo que aumenta la emoción por las cajas y mientras más rara sea la figura, más codiciada es por el publico.
El éxito de este muñeco va de la mano con la innovación cultural china ya que Pop Mart International no es cualquier fábrica de juguetes, pues tiene más de cien tiendas en veintiún países que ofrecen juguetes de diseñador- arte -mediante el modelo de las cajas ciegas, controlando así al rededor del 20 % del mercado chino de muñecos y accesorios y un 0,5% del mismo mercado mundial.
La empresa detrás del éxito de Labubu es pionera y una de las mayores impulsoras de las cajas ciegas en China, porque este fenómeno genera una necesidad por completar la colección, lo que hace que los consumidores compren más cajas con la posibilidad de que salgan personajes repetidos, algo muy rentable para la compañía.
Ciertamente, el papel de China como productor no es nuevo, la novedad está en su papel como creador intelectual con la industria de los juguetes creados, diseñados e innovados por artistas independientes o pequeñas empresas emprendedoras. Lo que indica que ahora las cosas no solamente se fabrican en China, sino que también son pensadas en China, Lobubu refuta la idea de que China es nada más que una fábrica barata y añade el hecho de que en este país también surgen tendencias.
El impacto de este juguete dentro de la economía china ha sido tan grande que incluso se ha visto reflejado en el turismo, cada vez más extranjeros se sienten atraídos por este país y sus avances tecnológicos, pero también por sus productos y un claro ejemplo de esto es el elfo peludo, ya que hay ediciones o colaboraciones que se venden en puntos específicos, generando un fenómeno denominado como «perseguir el juguete».
China hoy en día es un país enorme con muchas industrias y capacidades, en el que la clase media vive cada vez mejor, lo que permite un buen desempeño de sus trabajadores y por lo tanto una alta velocidad de producción tanto de nuevas ediciones y series como de nuevos juguetes.
El éxito internacional de Labubu no hubiera sido posible sin un sólido mercado interno en China, que permite al país invertir en educación cultural y entretenimiento, lo que evoluciona el consumo cultural dentro del país. Esto también tiene que ver, por su puesto, con la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y la enorme masa de ciudadanos que han ascendido a la clase media.
Cuando las personas tienen más capital económico y todas sus necesidades satisfechas, existe la posibilidad de consumir más cultura en todos los sentidos, se mejora la economía, el turismo, el consumo y el entretenimiento.
China opera bajo un sistema político centralizado dominado por el Partido Comunista de China (PCCh), que concentra el poder en todos los niveles del Estado. Aunque cuenta con un Congreso Nacional del Pueblo y un Consejo de Estado que actúan como parlamento y gabinete, respectivamente, todas las decisiones estratégicas son dirigidas por la cúpula del Partido, encabezada por el presidente Xi Jinping. Este sistema de partido único no permite oposición política y prioriza la estabilidad, el control ideológico y la unidad nacional como pilares de su legitimidad.
En lo económico, China ha adoptado un modelo híbrido conocido como “socialismo con características chinas”, que combina planificación central con apertura al mercado. Las empresas estatales dominan sectores clave como energía, finanzas e infraestructura, mientras que el sector privado impulsa el crecimiento y genera más del 60 % del PIB y la mayoría del empleo urbano. A través de planes quinquenales, el gobierno define prioridades estratégicas, como el desarrollo tecnológico, la autosuficiencia industrial y la transición energética. El acto de la Embajada China de compartir el post sobre el Labubu en la tumba de Marx, también representa el apoyo y la importancia que el país le da a sus productos culturales.
Con toda esta información a la mano sería desatinado decir que el Labubu en la tumba de Karl Marx es una sátira al triunfo del modelo capitalista sobre el comunista ya que, para empezar, es un producto cultural y en China, los productos culturales no solo cumplen funciones estéticas o comerciales, sino que también son herramientas políticas, sociales y diplomáticas.
Sería más preciso decir que este acto represente un halago hacia la teoría marxista, una expresión artística retórica o un happening, no podemos afirmar a ciencia cierta cuál fue la intención de este acto, actualmente tenemos las herramientas sociales y culturales para interpretar que no se trata de una trivialidad, sino que constituye una imagen que arroja muchos significados.