diciembre 4, 2025 3:52 pm
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El caso Wallace; el silencio de los medios ante el poder: Ricardo Raphael

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara fue espacio para analizar y cuestionar el periodismo en México en los inicios del siglo XXI, cuando una persona acusada de tortura, secuestro, intento de homicidio y corrupción como Isabel Miranda de Wallace era recibida como estrella en televisoras y medios de comunicación.

“La torturadora Isabel Miranda de Wallace recibió el premio nacional de Derechos Humanos”, dijo Ricardo Raphael durante el Encuentro Internacional de Periodistas, en la conferencia “Cuando la verdad se quiebra: dilemas éticos en el periodismo. Caso Isabel Miranda de Wallace”.

¿Dónde estaba el periodismo? Dijo tras rememorar los delitos de quien fuera candidata a jefa de gobierno del Distrito Federal por el Partido Acción Nacional.

Un negocio de espectaculares en la capital mexicana fue el medio por el que la señora Wallace buscó enaltecer en el poder, en un periodo de la historia mexicana en que el secuestro era de tal tamaño que el país representaba el 25 por ciento de los seguros por este delito a nivel mundial, platica Ricardo Raphael. 

El caso del secuestro de Hugo Alberto Miranda, hijo de Isabel Miranda, y la “lucha por justicia” ante la incompetencia de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, la encumbraron en el ideario nacional  de una sociedad civil que responde al secuestro.

En 2005 una gota de sangre encontrada en un tendedero siete meses después de la revisión de las autoridades sirvió para condenar a Juana Hilda, su novio César Freyre y a los hermanos Albert y Tony Castillo a más de 300 años de prisión.

Pero el periodista reiteró que el caso fue fabricado. 

En una entrevista en canal once que tuvo con la misma Miranda de Wallace, le mostraron las pruebas de que ella no fue la madre de Hugo Alberto: “No hubo periodistas cuando sucedía esta cosa, hubiera sido increíble que los hubiera, que escucharan las dos partes, que cuestionaran a sus redacciones, que hicieran periodismo, para que gente que sigue en la cárcel no estuvieran ahí”, expresó.

A lo anterior añadió: “Hay cerca de 30 víctimas más, cuyas vidas fueron hechas pedazos para que la historia de Wallas tuviera su historia. No hubo periodistas, y la justicia es un botón de muestra de lo que sufren las víctimas y que no tienen casos mediáticos y no sabemos de ellos.

Respecto a las redes y la información falsa dijo: “hoy, los mecanismos (para discriminar correctamente la información) están por reconstruirse, porque los medios tradicionales perdieron veracidad. La llegada de las redes sociales nos dice que nadie tiene la ‘verdad’”. 

De su experiencia Con el caso Wallace del que hizo una investigación, refirió que, “la verdad estaba diseminada en la sociedad, me contactaba gente por redes que me aportaban información, un guardia de las Islas Marías me invitó a comer birria y platicar del caso”.

Pero también las redes sirvieron para desprestigiar su trabajo por orden de Isabel.

Sobre el oficio del periodista, reflexiona que está cambiando el formato con el que se hacía periodismo, “pero aún no obtenemos los anticuerpos para combatir la desinformación, no es cosa de que se cambien los medios, sino que cambien las audiencias haciendo buen periodismo”.

“Los periodistas somos sujetos, nuestro trabajo es subjetivo pero somos sujetos con un método, cuando no se tiene método es solo divulgación de Información. Y es grave cuando los periodistas no somos capaces de decir ‘me equivoqué’… Frente a la crisis de los medios debe haber más periodismo. Nuestro oficio no es para activistas, nuestra posición es minoritaria, asumamos que somos minoría cuando la nota está naciendo. La cosa de mayorías y minorías es cuestión de tiempo para la difusión de las noticias”, concluyó 

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