Este dos de enero es celebrado a nivel mundial el Día del Introvertido, quienes continuamente hacen frente a la normativa extrovertida y a la escasa visibilización que se da a sus aportes y su forma de percepción.
Continuamente minimizados y estigmatizados bajo los estereotipos de la frialdad o la seriedad, las personas introvertidas viven bajo la constante exigencia de adaptarse a un mundo que prioriza las personalidades “eufóricas” y “enérgicas” y relega o incluso deshumaniza otras formas de convivencia.
En la búsqueda de visibilidad, la psicóloga y escritora alemana, Felicitas Heyne (afiliada a la Asociación Americana de Psicología APA) propuso celebrar el Día Mundial del Introvertido. Esto ocurrió en 2011, con la intención reconocer las experiencias y combatir las narrativas fuerzan a cambiar o generan el rechazo o incluso la discriminación.
“Era vital ofrecer un día en el que los introvertidos pudieran sentirse reconocidos y comprendidos en un mundo predominantemente extrovertido”
Aunque aún no es celebrado de “manera oficial”, la fecha fue adoptada desde entonces y su reconocimiento ha tenido un aumento significativo. Desde la proposición, miles de personas externan sus historias, comparten experiencias, visibilizan su representación en la cultura y el entretenimiento y continúan iniciando conversación para frenar los mitos.