Contra el mandato de la masculinidad

“Es cierto, la situación de las mujeres ha mejorado, el problema es que los hombres no han cambiado a la par”: esta es la sentencia que la escritora Marina Castañeda compartió con la periodista Nuria Varela y la antropóloga Rita Segato, una verdad que se ha hecho tan evidente con el preponderante regreso hacia las ideas contra las que tanto se ha luchado. 

La mirada de estudio desde el feminismo es vasta y con distintos ángulos, cada uno con una complejidad inmensa y variable. Pero, es quizá el retorno a los discursos anti derechos y la reacción ante un diminuto avance en materias de derechos para mujeres y diversidades, el panorama que ha llevado a más preocupaciones y desde ya comienzan los cuestionamientos y replanteamientos. 

“Lo que estamos viviendo es un maquillaje, pero el poder se resiste verdaderamente a democratizarse” dijo Nuria Varela.

Para las ponentes de la mesa “Las mujeres en un mundo de violencia machista» en la FIL de Guadalajara 2024, la respuesta se halla, quizá, en el replanteamiento de la masculinidad: “El feminismo (actual) debe enfocarse en qué está pasando con los hombres, qué pasa con esta feroz contrarreacción en casi el mundo entero”, cuestionó Castañeda, a la que se sumaron las otras voces.

Con su vasta trayectoria, Rita Segato trajo a la mesa numerosos ejemplos de investigaciones y acercamientos a problemáticas; estas, nos explicaba, terminaban por reflejar el mandato que los hombres deben seguir para obtener el título de “hombre”. Y aquí, el rasgo invariable e indispensable en estas narrativas es la crueldad y supremacía. 

“Yo estudio el mandato de masculinidad, la razón por la que los hombres violan, o del porque los otros hombres se lo exigen para titularse de machos (…) les importa ser machos que estar vivos (…) los convencieron de que mantenerse y demostrar, titularse hombres es más importante que la vida” 

La ruptura debe suceder desde aquí, relataron las autoras. En el desmantelamiento de ese concepto de hombría; porque la crueldad y la supremacía es el rasgo que ha sido inculcado como parte de “ser hombre”. Aunque extremadamente alarmante, no es extraño que exista la reacción al retorno conservador en distintos sectores y países, sin que ese concepto se haya reinventado. 

Pero, el feminismo propone: “desmontar el mandato de masculinidad; lo hombres lo deben hacer, nosotras no”, externó Segato, mientras que Varela reafirmó que mucha de esta perspectiva de información e investigación debe concretarse en políticas públicas. 

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