El reconocido cineasta mexicano Guillermo del Toro sorprendió al convocar a su público con una frase tan directa como inesperada para promover la película “Soy Frankelda”: “Andenles pues, no sean HDSPM, vayan a verla”. La invitación, publicada en la red social X (antes Twitter), de inmediato generó impacto y debate entre los usuarios.
La cinta, dirigida por los hermanos Arturo Ambriz y Roy Ambriz, y apadrinada por del Toro, representa un hito en el cine de animación mexicano: es el primer largometraje nacional realizado completamente en técnica stop motion. El estreno comercial está fijado para el 23 de octubre de 2025, bajo distribución de Cinépolis.
Del Toro, quien también dirige el ambicioso proyecto “Frankenstein (2025)”, ha encontrado tiempo para fungir como mentor artístico y moral de los hermanos Ambriz. Según declaraciones del equipo, él participó directamente con asesoría desde marzo y los ayudó incluso a concretar la distribución del filme.
La historia de “Soy Frankelda” se basa en la serie de animación “Los sustos ocultos de Frankelda”, también creada por los Ambriz, y sigue los pasos de una escritora de finales del siglo XIX que, atrapada como fantasma, viaja a un mundo de pesadillas para usar sus historias de terror en la vida real.
La publicación de del Toro fue recibida con sorpresa y humor por la comunidad en redes. Comentarios como “¡Sí lo vamos a hacer!”, “Lo que es no entender al gran maestro… HDSPM con cariño”, o “Ya tenemos nuestras entradas para no ser HDSPTM”, se multiplicaron tras viralizarse el mensaje.
El impacto de esta invitación va más allá del ingenio lingüístico. La decisión de un autor de su escala de apoyar una producción mexicana de animación tradicional —una apuesta técnica y creativa que implica años de trabajo artesanal— refuerza la noción de que la industria nacional del cine de animación está en un momento crucial. Tan solo el estudio que produjo la cinta, Cinema Fantasma, montó más de 50 sets de filmación y utilizó más de 100 marionetas durante cuatro años de desarrollo.
Este movimiento de promoción evidencia también un cambio en la manera de conectar con el público: del Toro empleó un lenguaje coloquial, irreverente y cercano, dirigiéndose directamente a sus seguidores con un mensaje que parece más de amigo que de celebridad. Esa forma de comunicación parece estar alineada con una estrategia de visibilización de la película, más enfocada en la comunidad y el impulso del cine mexicano que en la autopromoción tradicional.
Lo que podría parecer un simple tuit fuera de tono se convierte en un pequeño símbolo: un cineasta de talla mundial apostando por una historia de casa, una técnica poco habitual en México, y un mensaje que mezcla humor, identidad nacional y compromiso cultural. “Soy Frankelda” se perfila como una cinta que no solo busca ser vista, sino también celebrada como parte del crecimiento del cine animado en el país.