En Ámsterdam el organizador de eventos Loveland celebró el Kingsland Day con Burst, un evento masivo que ha captado la atención no solo por su cartel musical, sino por una política que cada vez gana más terreno en los festivales europeos: prohibir el uso de teléfonos móviles en la pista de baile.
Inspirado en iniciativas como el evento de Cercle en la Ciudad de México, Loveland implementó una regla: al ingresar, los asistentes deben guardar sus teléfonos en una bolsa de seguridad, que solo puede abrirse en áreas designadas. Esto con el objetivo de evitar distracciones, fomentar la interacción social y permitir que el público viva el momento sin la constante mediación de una pantalla
“La gente vive el momento, habla, hace amigos. La fiesta ha vuelto”, afirma Ruud Boymans, uno de los organizadores del festival No Art, otro evento neerlandés que este verano aplicó una política similar en el Flevopark de Ámsterdam.
Boymans y su socio Bora Güney se cansaron de ver cómo sus espectáculos eran grabados y transmitidos en vivo en lugar de disfrutados plenamente. La respuesta del público, dicen, ha sido mayormente positiva.
Y aunque algunos asistentes se lamentaron de no tener contenido que compartir en redes sociales, los organizadores señalaron que el evento cuenta con fotógrafos profesionales para capturar la esencia del momento.
Esta medida implementada por festivales como Burst, No Art y Cercle no solo busca cambiar la dinámica social, sino también mejorar la experiencia en su conjunto. Al eliminar la presencia de teléfonos móviles en la pista de baile, los asistentes pueden sumergirse por completo en la música y el ambiente, generando una sensación de conexión colectiva que parece haberse perdido en la era digital.
Ámsterdam celebra festival con una pista de baile libre de celulares
