Más de 300 composiciones se acumulan, cientos de premiaciones, logros, ovaciones y aplausos a nivel mundial. Queda claro que BTS es más que un fenómeno: es un ícono y un eje para la música actual. La reticencia de algunos quizá intente decir lo contrario, pero es imposible comparar el impacto que siete jóvenes surcoreanos.
Un 13 de junio de 2013, Kim Namjoon, Kim Seokjin, Min Yoongi, Jung Hoseok, Park Jimin, KIm Taehyung y Jeon Jungkook se presentaron ante cámaras sin saber que revolucionarían la música en distintos conceptos. No solo han pavimentado el camino para la creatividad y artisticidad, sino que son fundamentales para romper con el eurocentrismo musical: porque, sí, hay más música además de la oferta inglesa o estadounidense.
Pero el corazón de su reconocimiento internacional no solo reside en las estadísticas y los números, aunque no está demás decir que este fue clave para su crecimiento. Si algo ha caracterizado a los chicos a prueba de balas han sido dos aspectos fundamentales; primero: su compromiso con hablar, expresarse y visibilizar.
Desde su nombre perfilaron una idea: “bloquear estereotipos, críticas y expectativas dirigidas a las juventudes como balas”, explicó Hoseok o J-Hope en una de sus primeras entrevistas al ser cuestionado sobre el nombre de la agrupación, Bangtan Sonyeondan o -traducido al español- chicos a prueba de balas.
En medio de una sociedad envuelta en tabúes y restricciones, trajeron a primer plano conversaciones sobre la salud mental, la corrupción gubernamental, adultocentrismo y crítica al sistema educativo. Todo mientras ellos mismos hacían frente a amenazas y ataques xenófobos y racistas, y una industria que no los dejaba crecer con libertad.
Más de un década después la esencia está ahí: con sus composiciones solistas -compuesta por los sencillos álbumes publicados desde 2022 hasta la actualidad- su sentido crítico no se ha debilitado. Al contrario, han explorado otros sonidos y formas de expresividad.
Y, el segundo aspecto que los ha caracterizado: su sentido de colectividad; ese lazo que ha llevado a convertirse en un segundo hogar para miles de armys. La genuinidad en la relación entre ellos y entre army, puede ser algo no tan común en el contexto de una industria voraz e individualista. Pero, entre muchos otros aspectos, ellos han demostrado ser una excepción.
Lo que pasó esta semana es también muestra de ello: tanto en Corea del Sur como fuera del país, el regreso de Seokjin o Jin, el primero del grupo en cubrir el servicio militar obligatorio, fue celebrado casi como día festivo; sin mencionar todos las acciones sociales y culturales que se han alzado a nombre de los siete por otro aniversario.
El ansiado 2025 no está tan lejos, y el aparente hiatus -que en realidad no podría llamarse pausa teniendo en cuenta toda la actividad solista que han compartido casi sin respiros- está por terminar. El capitulo dos apenas ha iniciado y, como ellos lo dijeron dos años atrás: el mejor momento aún está por venir.
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