En un claro sermón en defensa de sectores vulnerables en Estados Unidos, como la comunidad migrante y LGBTTTIQ+, la obispa Mariann Edgar Budde pidió «misericordia» al presidente Donald Trump para que reconsidere varias de sus políticas anunciadas luego de su llegada a la Casa Blanca, el pasado lunes.
El hecho ocurrió este martes durante la homilía en una ceremonia religiosa, como parte del Servicio Nacional de la Oración en la Catedral Nacional de Washington, celebrado por la investidura de Trump.
La primera mujer en estar al frente de la Diócesis Episcopal de Washington DC confrontó al presidente expresando que hay gente que «teme por sus vidas», toda hez que Trump decretó estado de emergencia en la frontera con México para impedir nuevas solicitudes de asilo.
«Gente que recoge las cosechas, que limpia nuestras oficinas. Que trabajan en granjas y en empacadoras de carne. Que lavan la loza luego de que comemos en restaurantes. Y que trabajan en turnos nocturnos en hospitales».
«Podrán no ser ciudadanos, o tener la documentación apropiada. Pero la vasta mayoría de los migrantes no son criminales. Ellos pagan impuestos, son nuestros vecinos, son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas y templos», dijo Edgar Budde.
Además, entre las órdenes ejecutivas solicitadas por Trump, prometió una deportación masiva de migrantes indocumentados y firmó una orden para eliminar el derecho automático de ciudadanía a los hijos de migrantes sin estancia legal. Ante ello, la obispa sugirió en su discurso:
«Le pido que tenga clemencia con aquellos en nuestras comunidades cuyos niños temen que sus padres sean llevados lejos. Y que ayude a los que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí».
Del mismo modo, la diocesana defendió a las comunidades LGBT, de la cual este lunes Trump vulneró al decretar la eliminación de políticas inclusivas y asegurar que sólo tomará en cuenta dos géneros, masculino y femenino, además de que se dejarán de procurar políticas para la comunidad transgénero.
«Señor presidente: millones han puesto su confianza en usted. Y como usted dijo ayer, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de Dios, le pido que tenga misericordia para gente en nuestro país que tiene miedo ahora.
«Hay niños gays, lesbianas y transexuales, y familias demócratas y republicanas e independientes, algunas de las cuales temen por sus vidas», expuso.
En respuesta, el presidente se limitó a expresar que el discurso no habría sido muy emocioante:
«No fue muy emocionante. No me pareció un buen servicio… Pudieron haberlo hecho mucho mejor».
