Caminando sobre la calle oriente del centro histórico de la ciudad de Puebla, una joven muy atenta nos invita a pasar a un espacio de venta de diferentes productos con temática asiática. Un puesto de playeras a la entrada con los reconocibles rostros de la agrupación musical coreana BTS nos recibe y la joven que lo atiende nos muestra sus playeras originales y nos dice que también tiene de “ternurines” en diferentes tallas, avanzamos por los pasillos entre obras de estambre a cuarenta pesos, tarjetas apócrifas de cantantes de K-Pop y aromas de comida picosa y bebidas azucaradas de corea. Ellas se organizan para pagar una renta, toman el espacio para ofrecer su trabajo y programan entregas de premios a sus compradores en una tómbola.
Las personas creadoras y promotoras de diferentes productos han encontrado una forma de solidarización, donde suman sus esfuerzos y colaboran en un proyecto en común, y el arte, los sabores, las aficiones y pasiones tienen un lugar al que los poblanos podemos acudir.
Los Mercaditos que disfrutamos en el Centro Histórico de Puebla, con productos inspirados en la cultura coreana y japonesa, joyería, maquillaje, juguetes, comida temática y productos artísticos originales; tuvieron sus inicios de diferentes formas y momentos en este siglo XXI; unos en respuesta a la necesidad de tener ingresos durante la pandemia, otros para difundir su trabajo creativo o artístico, unos más en forma contestataria a la violencia económica y machista, otros de la unión de madres solteras y como un espacio seguro para las diversidades.
Un eslabón muy importante son las “nenis”, mujeres que -durante la pandemia- no dejaron de trabajar para tener un sustento y ayudar a sus familias. Si en un momento fueron discriminadas y hasta criminalizadas por las autoridades, ahora están unidas en el Mercadito, con un comercio sano y colaborativo. Las nenis promovieron sus productos por internet y quedaban de acuerdo con el comprador para entregarlos en zonas públicas de Puebla Paseo Bravo, el Zócalo y centros comerciales. Muchas de ellas continúan su labor autogestiva con el mismo esquema y otras se han sumado a los Mercaditos.
Desde 2022, estos espacios continúan creciendo y abriendo oportunidades la producción local. Para conocer este fenómeno de apoyo, visitamos algunos de los mercaditos y platicamos con sus promotoras, mostrando cómo cada espacio tiene personalidad y fines propios.
Por ejemplo, el Mercadito Lunar, una iniciativa creada por Abi y Alec, nace con el impulso de abordar el arte y las formas de expresividad bajo el eje de la diversidad, nos dijeron.
Los mercados son también son una forma de rebeldía contra una económica fragmentaria y desigual.
Otra impulsora del proyecto “mercadito” es Hanna, una joven que participa en Mercadito Asiático, espacio creativo y de autogestión, nacido en la pandemia. Partiendo de sus intereses en el arte, han sumado personas que en otros tiempos no verían en la convivencia una oportunidad de apoyo e impulso económico.
Otakus, kpopers, fans de las culturas coreana y japonesa y más expresiones, conviven ofreciendo playeras de diseños originales y trabajos artesanales que ponen al alcance materiales culturales que, por su precio a nivel industrial, no son accesible a nuestros bolsillos. Así, la imagen en foto de un Jungkook de BTS junto al presidente Andrés Manuel López Obrador, los chicos de la misma agrupación comiendo en un puesto de tacos, una colaboración entre BlackPink y Chayanne son posibles gracias a la creatividad e iniciativa de las jóvenes impulsoras de los mercaditos.
En Mercadito asiático también se han generado redes y actividades que han unido a los emprendedores y distan de las convenciones de cómics que hemos cubierto como prensa, donde hay cuotas para los vendedores y el esquema capitalista de negocio prepondera sobre la solidaridad entre los compañeros.
Es en gran parte lo que estos proyectos han logrado: la creación de una comunidad y de espacios frente a la criminalización y la inseguridad. La clave es la economía solidaria, una alternativa que favorece la cooperatividad y la colectividad. Una forma distinta de producción y de consumo. Así, el concepto de mercadito se expande, con ideas son dinámicas, abriendo el diálogo y transformándose en algo más que la venta.
Se diría que se asemeja a las formas de organización de los pueblos originarios de Mesoamérica a través del esquema de Tianguis, es posible. Aun sí, la iniciativa “mercadito” es una fuerza organizativa vigente y en crecimiento, con espacio a las expresiones y creaciones que no encuentran lugar en el capitalismo salvaje.