¿Qué es peor, perder casi todo o perder el piso? Probablemente, Eduardo Rivera Pérez y Sergio Salomón Céspedes sean quienes mejor puedan responder esta pregunta, pues en menos de una semana ambos vivieron estos escenarios, cerrando así sus perspectivas para el 2024.
El caso más reciente es el de Eduardo Rivera. Su apuesta política, Felipe Velázquez Gutiérrez, perdió por 33 votos frente a Mario Riestra Piña en la lucha interna del PAN. Tras un intenso estira y afloja entre los grupos de «puros» y «yunquistas», tal como anticipamos, Riestra se consolidó como la pieza clave y el gran ganador, asegurando el apoyo de 70 consejeras y consejeros, contra los 43 que obtuvo Velázquez.
El mensaje de los panistas fue claro: un rechazo rotundo a Eduardo Rivera y al Yunque. Rivera, quien había prometido que no solo él, sino también Acción Nacional, dominarían Puebla, se encuentra ahora con un panorama adverso. Morena y la 4T no solo los arrollaron en las urnas, sino que el PAN en Puebla ha obtenido sus peores resultados electorales en décadas.
Con esta victoria, Riestra y su grupo no solo se adueñaron de la dirigencia estatal, sino también del control de los recursos del partido, las estrategias políticas y, lo más relevante, la influencia en la selección de candidaturas para 2027. Mientras tanto, Eduardo Rivera tendrá que lamerse las heridas a nivel nacional, intentar reagruparse con los yunquistas y rogar para que el PAN no termine repudiándolos como lo hace ahora.
El grupo de Rivera además tiene otro frente crítico: la investigación administrativa que el ayuntamiento del morenista José Chedraui Budib, abrió por el desfalco de más de 500 millones de pesos.
Por su parte, el gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes no solo perdió el piso, sino también el sentido de realidad. Al concluir su mandato, organizó en sus últimas 48 horas una «proyección privada» (sic) de un documental que retrata su vida y su gestión, una clara muestra de culto a la personalidad. Aunque intentó justificarlo afirmando que fue financiado por su esposa y que el evento era privado, las imágenes se filtraron, dejando en evidencia una acción contraria a los principios de la 4T y al sentido común.
Lejos de obtener reconocimiento, este acto solo intensificó el rechazo hacia Céspedes y su grupo político. En tan solo dos años como gobernador, olvidó su papel como ciudadano, adoptando una postura de superioridad que lo desconectó de la realidad. La pregunta que surge ahora es si la presidenta Claudia Sheinbaum mantendrá algún respaldo hacia Salomón y, de ser así, ¿por qué?
Sin duda, las derrotas de Eduardo Rivera y Sergio Salomón marcan un cierre de año sombrío para ambos, caracterizado por un creciente repudio social y una falta de apoyo político que los deja en una posición sumamente debilitada.