Hay de izquierdas a izquierdas, y eso que ni qué, pero ¿Qué «izquierda» nos gobierna? ¿Cuánto se les va a permitir? Es ahí dónde la ciudadanía, y aún más, la 4T, se tiene que cuestionar qué perfiles son parte de su movimiento y cómo actúan, uno de los ejemplos más recientes es la Caravana Coca-Cola, mientras en la CDMX se prohibió la realización de la misma —lo que fue apoyado por las mayorías— en Puebla, tanto Chedraui como Salomón, la permitieron e impulsaron, lo que generó el repudio, molestia y complicaciones de miles.
Es innegable que el proyecto de la Cuarta Transformación ha llevado una férrea campaña contra los alimentos chatarra; lo que ha provocado distintas reacciones, en primera instancia quienes aplauden estas medidas y exigen más, mientras que un pequeño grupo de poder y podrido —quienes han logrado manipular parte de la narrativa—, señalan que no sirven de nada y que solo perjudican al mercado.
El primer gran golpe a la industria de los alimentos chatarra y quienes gustan de engañar a sus consumidores fue la colocación de los sellos de advertencia en los alimentos, impulsados por AMLO y su grupo de salud, a esto se puede sumar a los hechos más recientes, el avance de la revista de COFEPRIS, en dónde se ha hablado de la calidad de los alimentos, si son o no lo que dicen ser, entre otras cosas.
En lo hechos más próximos, se registró la prohibición de comida chatarra en las escuelas, en dónde en marzo de 2025 se señala que ya no habrá ninguno de estos productos en las tiendas de las escuelas.
Lo que inclusive, la UNICEF México, en días recientes, agradeció a la Presidenta, esto por: «Prohibir la comida chatarra en las escuelas es una medida esencial para reducir la alta tasa de obesidad infantil en 🇲🇽 (sic)».
«¡Mejor salud para la niñez nos beneficia a todxs!».
Además, parece que en la izquierda sus acciones son lentas pero no perezosas; avanza vs las empresas de muerte, a las que se les señalan por saquear el agua, propician enfermedades y por si no fuera poco, registran un enriquecimiento sin ética día a día.
Parece que hay quienes en la 4T no entienden esto o no les importa, un claro ejemplo de esto es el munícipe de Puebla, José Chedraui Budid, quien, junto con el gobernador saliente Sergio Salomón, dieron el banderazo de salida de la Carava Coca-Cola el pasado 4 diciembre.
Pero ¿Por qué? ¿En qué momento a Chedraui y Salomón, junto con sus equipos, se les ocurrió que era buena idea?
Me atrevería a decir que una de las preguntas esenciales sería ¿Qué beneficios trae la Caravana Coca-Cola?, un evento de una empresa a la que se señala de saquear el agua, no le importa los daños a la salud que provoca tanto para la realización de su producto, como el mismo, y las altas ganancias.
La Caravana Coca-Cola volvió todo un caos la ciudad durante más de cinco horas, sin transporte público, cientos buscando llegar a sus hogares o trabajos, con emergencias que se complicaron aún más y unas autoridades que sonreían ante los osos, santas y logos de Coca-Cola.
Pero ¿Cómo podrían entender Salomón y Chedraui las repercusiones de la Caravana Coca-Cola?, dos políticos cercanos a los grupos de poder, pero lejanos al pueblo, quienes parecen no entender las cosas más básicas de las mayorías.
Finalmente, me gustaría cuestionar, sí el evento Coca-Cola generó tantos problemas y complicaciones, ¿Qué ganó el pueblo? O ¿Qué ganó el gobierno? Porque simplemente parece ser un trago muy amargo y una falta de entendimiento de las autoridades.