A lo largo del proceso contra de Dominique Pelicot culpable de violar de drogar y violar a su esposa, además de orquestar abusos por parte de otros 50 hombres, durante una década, su abogada defensora, Beatrice Zavadro, ha llamado la atención pública por la habilidad con la que ha llevado un caso calificado de “imposible” en defensa del que es considerado el mayor depredador sexual en las últimas décadas en Francia.
“Muy a mi pesar me he convertido en la abogada del diablo”, expresó la legista en su alegato final, a 23 días que se dicte la sentencia en la que busca reducir la condena de 20 años, en el que insistió en minimizar la culpabilidad de su cliente, argumentando que sin la complicidad de los otros agresores que aceptaron violar a su entonces esposa, él no hubiera llegado a ser un depravador sexual de esta talla, además de apelar a su “lado humano”.
El caso se ha convertido en un reto para la abogada, pues la ha colocado en una posición solitaria, como ella misma lo ha reconocido al declarar ante la prensa que subestimó su impacto mediático y los reclamos que le atraerían, ya que activistas feministas la han encarado por defender a un hombre cuyos abusos han movilizado a organizaciones sociales en todo el mundo, llegando a usar argumentos misóginos como que actuó tras años de “insatisfacción sexual”.
Zavadro ha abogado por sí misma remarcando el papel que juega para el proceso de justicia, ya que su deber profesional es dar la mejor defensa posible a un hombre “que confió en ella” y recordar que sigue tratándose de un ser humano, cosa que ha hecho al recordar su infancia difícil, su papel como padre y abuelo , incluso llegando a pedir a Gisèl Pelicot a quien dijo respetar mucho por su valor, recuerde a ese primer Dominique que la cuido y la amo
Finalmente, Antonie Camus abogado de Gisèl Pelicot, reconoció que “aunque su posición no es obvia la maneja con mucha sutileza e inteligencia, pero admitió “que tiene que evitar intentar reducir al monstruo, porque hay una doble personalidad en Dominique en donde los crímenes de la segunda eclipsan a la primera.
