agosto 26, 2025 1:44 am
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No es ruido, es arte: indignación crece vs discriminación del huapango 

Después de que una usuaria extranjera rusa se expresara de manera despectiva hacía los huapangos, cientos de personas han salido a condenar la evidente discriminación musical, algo que, en realidad, es más común de lo que parece. 

Las críticas iniciaron el fin de semana pasado, tras viralizarse un video en el que una mujer de origen ruso demeritaba por completo la historia y la importancia cultural de las expresiones musicales en México, en particular, del huapango. 

Desde su desconocimiento y prejuicios, la mujer describió que la música no era arte sino ruido: “Expliquenme por qué los músicos en CDMX consideran que esto es arte y esperan un pago por este ruido”, escribió en la publicación, adjunta a un video en el que músicos tocaban un huapango en espacio público. 

Las criticas y señalamientos fueron inmediatos, pues se trata de un tipo de discriminación cada vez más constante en relación a las tradiciones y arte del país. Situaciones similares se han suscitado a los largo del país, denotando los prejuicios y las problemáticas de la turistificación y el turismo agresivo en general. 

Por lo anterior, cientos están denunciando severamente a la usuaria de nombre “natalia.rusa.mx”, enfatizando en la importancia del huapango y la labor de los músicos y artistas, demandando respeto e incluso pidiendo que esta regresara a su país de origen: “los tríos callejeros son una expresión de pasión, orgullo y amor (…) si no eres capaz de respetar no mereces estar en México”, escribieron usuarios en una línea similar. 

Hay que recordar que la discriminación musical sí existe, y puede ser el reflejo de prejuicio y discursos racistas y/o clasistas. La situación con el huapango, se suma a otros casos virales en los últimos meses que delatan este tipo de segregación. El año pasado, por ejemplo se presentó con la discriminación a organilleros en CDMX y con el intento de acallar a los grupos de banda en Mazatlán.  

La discriminación musical, sin embargo, no es un problema único entre extranjeros despotas y gentrificadores (aunque si uno que se ha acentuado), sino entre la propia población mexicana que guarda distintos prejuicios contra la música popular. 

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